Los 6 alimentos que agotan nuestra energía y pueden provocar enfermedades crónicas

Existe relación entre déficit de nutrientes, incremento de infecciones y predisposición a enfermar

S. M.

Una dieta equilibrada con proteínas, vitaminas y minerales ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, una cuestión fundamental para contrarrestar los virus. Existe relación entre un déficit de nutrientes y el incremento de infecciones, así como la predisposición a enfermar.

Uno de los síntomas que ... más se presentan -y no solo cuando el sistema inmunológico está afectado- es la inflamación que, a veces, «se convierte en una llama hirviendo a fuego lento», dice Robin Foroutan, una reconocida dietista estadounidense. «Si no se controla, puede causar fatiga, dañar el tejido sano y aumentar el riesgo de una serie de dolencias, como asma, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas o enfermedades autoinmunes», agrega la experta.

La inflamación crónica proviene, en parte, del consumo crónico de cantidades excesivas de ciertos alimentos. Estos son 6 de ellos que se deben evitar para estar bajos de energía y tener enfermedades crónicas.

Carne procesada

Este tipo de carne es inflamatoria en primer lugar por su alto contenido de grasas saturadas, que hacen que el tejido adiposo del cuerpo se inflame más. Además, son una fuente importante de productos finales de glicación avanzada (AGE), especialmente cuando se cocinan a fuego alto. Los AGE causan estrés oxidativo e inflamación y pueden acelerar enfermedades relacionadas con la edad, como la degeneración macular y el Alzhéimer.

En octubre de 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), un órgano intergubernamental que forma parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que la carne procesada es cancerígena. Para alcanzar esa conclusión, el CIIC, con sede en Lyon (Francia), consideró más de 800 estudios que investigaron asociaciones para más de una docena de tipos de cáncer con el consumo de carne roja y procesada en muchos países y poblaciones con dietas diversas.

Carne a la brasa

Las marcas de carbón y los bordes quemados son una pista de que la comida contiene aminas heterocíclicas (HCA), compuestos que hacen que las grasas y las proteínas se oxiden, causando estrés oxidativo y daño celular.

La carne que se ha cocinado sobre una llama abierta también suele contener hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que se forman cuando la grasa y los jugos gotean y generan humo que se adhiere a la superficie de los alimentos. Los HAP también se encuentran en el humo del cigarrillo y en los gases de escape de los automóviles.

Una opción es, para los que les gusta la carne a la brasa, evitar que se dañe al marinar en una combinación de jugo de limón, hierbas y especias. La pimienta negra, el romero, el tomillo, el orégano, la albahaca y la salvia están cargados de antioxidantes beneficiosos que contrarrestan la inflamación.

Alimentos fritos

Cada vez que freímos alimentos, y particularmente cuando se usa el mismo aceite una y otra vez, como lo hacen en la mayoría de los restaurantes, se crean moléculas inflamatorias. Varios estudios han relacionado el consumo de alimentos fritos, como patatas fritas, pollo frito y snacks fritos, con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas. Los métodos de fritura convencionales crean grasas trans, un tipo de grasa que eleva el colesterol malo (LDL) y reduce el bueno (HDL).

«Si usted está haciendo una preparación vegetariana salteada en casa y la está preparando con aceite de oliva y aceite de coco, no hay nada malo en eso», dijo la doctora Regina Druz, profesora asociada de cardiología de la Universidad de Hofstra, en Nueva York, Estados Unidos, y directora de cardiología del Hospital Episcopal de San Juan en Nueva York. «Pero lo que la mayoría de la gente entiende como típica comida frita, los tipos que no se preparan en casa, sin duda deben evitarse», agregó.

Bebidas y alimentos azucarados

El azúcar no siempre es inflamatorio, pero el alto consumo de azúcar agregada puede aumentar la inflamación. Investigaciones han demostrado que las personas que obtienen el 20 % de sus calorías diarias de bebidas azucaradas tienen niveles elevados de proteína C reactiva, un marcador de inflamación.

El azúcar agregada también tiene un alto contenido de calorías pero es bajo en nutrientes, lo que significa que consumir demasiado hace que sea más fácil acumular kilos de más.

La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda limitar la ingesta diaria de azúcar agregada al equivalente de 9 cucharaditas por día para los hombres o 6 para las mujeres. Una sola lata de refresco puede tener más de 10 cucharaditas.

La Organización Mundial de la Salud recomienda disminuir el consumo de azúcar a menos de un 10% total de la ingesta, lo que equivale aproximadamente en una dieta promedio de un adulto a 25 gramos, o alrededor de seis cucharaditas.

Carbohidratos altamente refinados y alimentos envasados procesados

Los alimentos procesados pueden desencadenar una inflamación crónica al alterar la composición de las bacterias que viven en el intestino. Las galletas dulces, las galletas saladas, el pan blanco y otros productos de carbohidratos refinados también aumentan rápidamente el nivel de azúcar en la sangre, lo que desencadena una respuesta inflamatoria a medida que el cuerpo intenta normalizar los niveles de glucosa en la sangre.

Por otra parte, el sodio es un mineral que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades para funcionar adecuadamente, interviene en funciones de los nervios y músculos, y ayuda a mantener en equilibrio los líquidos del cuerpo. Los alimentos procesados tiene sodio. Su consumo en exceso eleva la presión arterial.

«Las personas que consumen dietas de mayor calidad (con bajos niveles de alimentos ultraprocesados) tienen una colección más saludable de microbios en sus intestinos, lo que está relacionado con una mejor salud», destacó Tim Spector, autor de un estudio publicado en medRxiv que también involucró a científicos de la Escuela de Medicina de Harvard.

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