La obesidad infantil se dispara en la Europa mediterránea

Frente al sur, la población infantil del norte de Europa consiguen los mejores datos. Solo el 5-9 % de los menores de Dinamarca, Noruega, Irlanda o Francia o Irlanda tienen problemas de peso. En estos países es donde los niños consumen menos hamburguesas , salchichas, pizzas, salsas industriales o patatas fritas. Lo hacen apenas una o tres veces a la semana o nunca, y es también donde más verduras y frutas se consumen. En España, el huerto de Europa, solo el 9% come verduras a diario y un 29% , fruta.

Estas cifras salen de un proyecto de la OMS -la iniciativa COSI- que lleva más de diez años vigilando los cambios nutricionales y hábitos europeos con una muestra de más de 250.000 niños de entre 6 y 9 años del territorio europeo. «En este tiempo, Italia, España y Portugal han realizado esfuerzos para prevenir la obesidad infantil, aunque aún mantienen los peores datos del continente», reconoce Joao Breda, responsable de la oficina europea de la OMS para la prevención de enfermedades no comunicables.

El principal error que se comete en estos países es el consumo excesivo de azúcares en forma de refrescos, aperitivos poco saludables «sin el suficiente consumo de frutas, verduras y práctica de ejercicio», explica Breda a ABC . Pero también es importante que las familias tomen conciencia del problema. «Nuestra información muestra que muchas madres no son capaces de reconocer que sus hijos tienen un problema de exceso de peso», advierte.

La obesidad infantil preocupa a la OMS porque es mucho más que un problema estético. En la reunión de Viena se presentaron otros trabajos que relacionan los kilos de más en la pubertad con un mayor riesgo de sufrir fallos cardiacos en la edad adulta o incluso cáncer de colon.

La dieta, la educación y el ejercicio físico cuentan. Pero también el nivel económico. Tanto en los países del sur de Europa como en el norte, los niños con más sobrepeso son también los que viven en entornos más desfavorecidos y con menos recursos económicos. La comida más barata es también la que más engorda.

La Organización Mundial de la Salud lleva años defendiendo más impuestos para gravar la comida insana y los refrescos. «Ya se han probado modelos de éxito en Finlandia, Lituania y Hungría», recuerda el responsable de la agencia sanitaria de Estados Unidos.

Subir los impuestos a la comida basura funciona, aunque no solo. «Necesitamos que los productos más sanos sean más baratos y el IVAes una buena fórmula para conseguirlo», propone Jordi Salas, catedrático de Nutrición e investigador principal del CIBERobn, centro de investigación en red de Obesidad. «En España el IVA de los alimentos está mal pensado . Un ejemplo: el pan y la pasta integral soportan impuestos del 10% frente al 4% que tienen el pan blanco y la pasta refinada, pese a ser productos más insanos. El IVA también grava más al pan sin sal frente al rico en sodio. Oa los yogures, respecto a la leche, aunque los primeros han demostrado en diversos estudios que pueden prevenir la diabetes o la obesidad», argumenta.