Infancia Robada trata de instrumentalizar la reunión de las víctimas con el cardenal Omella

Infancia Robada no solo hacía público el encuentro sino que invitaba a una rueda de prensa en la sede de la Conferencia Episcopal, donde está prevista la entrevista para las 16:30 horas del miércoles . Además, según reconocía a ABC la abogada de la entidad, Leticia de la Hoz, el encuentro también tiene como objetivo explicar a Omella porqué «no consideramos a Cremades un interlocutor válido» , en referencia al despacho de abogados al que la CEE ha confiado la realización de una auditoría independiente sobre los abusos.

En los últimos años los obispos españoles han mantenido «numerosas» reuniones con víctimas de abusos y asociaciones que los agrupan. De hecho, representantes de Infancia Robada, con quien se entrevistará hoy el cardenal Omella, ya se reunieron con el cardenal Blázquez en 2019 -entonces presidente de la Conferencia Episcopal- y, más tarde en febrero de 2020, con el actual secretario general del episcopado, Luis Argüello.

En todos los casos, el patrón seguido por la Iglesia fue el mismo, un encuentro «discreto», sin anuncio previo y sin rueda de prensa posterior «siempre por respeto a las víctimas y su intimidad», según confirmaban desde la oficina de comunicación de la Conferencia. Un protocolo que se cumple en la mayor parte de los casos, de los que apenas han tenido conocimiento los medios de comunicación, aunque sí es cierto el representante de Infancia Robada - el entonces presidente y hoy diputado por el PSOE en el Congreso, Juan Cuatrecasas - sí que mantuvo una comparecencia posterior con los medios después de aquellos encuentros.

Sin embargo, al anuncio de la reunión, que este martes filtraba Infancia Robada a primera hora de la mañana, se sumaba una convocatoria posterior, que llegó a algunos periodistas, en la que no solo confirmaba la reunión, sino que incluso afirmaba que «se os va a habilitar una sala para que podáis estar desde esa hora hasta que acabe la reunión y empiece la rueda de prensa» . Sorprende que, en una reunión entre dos partes, sea el visitante y no el anfitrión, quien anuncie, no solo el encuentro y la rueda de prensa, sino también las medidas de hospitalidad que va a tomar la Conferencia Episcopal con los periodistas que acudan hasta su sede.

Información que contrastaba con la versión aportada por la oficina de comunicación de la CEE, quienes negaban haber convocado a los medios y recordaba que en este caso se iba a obrar «de la misma forma que en el resto de encuentros que han mantenido los obispos con las víctimas». Sin embargo, la actual presidenta de ANIR, Ana Cuevas, confirmaba a ABC su intención de realizar la rueda de prensa «donde nos permitan» .

Una circunstancia que deja a la Conferencia Episcopal en el dilema de acabar cediendo una sala para la comparecencia ante los medios de los representantes de la asociación o relegar el evento a un improvisado encuentro en la calle Añastro. Una situación que parece encaminada a forzar a los obispos a dar «luz y taquígrafos» a la reunión , como Juan Cuatrecasas ha reivindicado en varias ocasiones.

Más allá de lo rocambolesco de la convocatoria, el presidente de la Conferencia Episcopal también se va a encontrar con una reivindicación que excede el encuentro con las víctimas. A la reunión tiene previsto acudir la abogada de la entidad, Leticia de la Hoz, quien reconocía a este diario que el objeto de la reunión era dar al cardenal Omella las razones de «porqué no consideramos a Cremades un interlocutor válido». Una referencia al despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo, al que la Conferencia Episcopal le ha encargado una auditoría independiente sobre los casos de abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia católica.

Detrás de este desencuentro con Javier Cremades se encuentra el «caso Gaztelueta», en el que un numerario del Opus Dei fue condenado por abusar de un menor en este colegio de Bilbao, perteneciente a la Prelatura. Asier —el nombre con que se bautizó a la víctima para preservar su intimidad— es hijo de Juan Cuatrecasas y Ana Cuevas, los últimos presidentes Infancia Robada . Además, la abogada de la institución, Leticia de la Hoz, también ejerció como letrada de Asier en el juicio. Para Cuatrecasas, el Opus Dei, a pesar de la condena, nunca ha reconocido su responsabilidad ni ha pedido perdón por los abusos cometidos por uno de sus miembros.

Por su parte, Javier Cremades es miembro del Opus Dei, y así lo manifestó en la rueda de prensa en la que se hizo público el encargo de la Conferencia . « Soy católico, miembro del Opus Dei y tengo pleno convencimiento de que la Iglesia debe ir hasta el fondo, investigar, pedir perdón y rectificar en todo aquello que sea necesario», fueron las palabras con las que comenzó aquella comparecencia, con la intención de descartar que su vinculación eclesial fuera a condicionar el trabajo de la comisión. Sin embargo, Cuatrecasas nunca ha creído su versión y ha llegado a afirmar que el encargo a Cremades de esa investigación es meter al «zorro en el gallinero« . Infancia Robada es la única asociación de víctimas que ha anunciado que no se reunirá con el equipo de Cremades.