Un final de curso y una EBAU más fáciles amenazan con la generación de universitarios menos preparada

Fue realizado con alumnos estadounidenses, sí, pero sus resultados llevan a una situación fácilmente extrapolable a la de España con la llegada del coronavirus. ¿Por qué? Porque los efectos de la pandemia hacen correr el riesgo de que los alumnos lleguen poco preparados a la educación superior y, por lo tanto, terminen abandonando el camino universitario. Al menos, eso advierten algunos expertos que auguran que estos, en el mejor de los casos, se terminarán decantando por un trabajo o la FP . Si esto sucede o no se sabrá en el futuro aunque ya existen motivos de peso para llegar a esa conclusión. La ministra de Educación, Isabel Celaá , compareció en Moncloa el pasado 15 de abril para dejar bien claro que ningún alumno perdería el curso por el Covid-19 y que la promoción de curso sería « la norma general y la repetición la excepción ».

A estas declaraciones se sumó una polémica orden ministerial que dejaba en manos de las comunidades autónomas los criterios de promoción, evaluación y titulación (competencia del Estado, de acuerdo a la Constitución) y que condujo, según denunció el sindicato CSIF, a una situación insólita: profesores presionados para aprobar a los alumnos .

« Se inflaron las notas de Bachillerato y en algunas comunidades aprobaron con suspensas . Lo que vamos a tener es una generación de alumnos que caerán en la universidad, se reducirá la tasa de éxito y se incrementará el abandono”, asegura Jorge Sainz , catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos y exsecretario general de Universidades.

Sainz vaticina también secuelas psicológicas por el abadono: «Los alumnos empezarán la universidad con unos estándares de calidad que estas no pueden reducir porque si lo hacen estarán perdidas, los campus no pueden arriesgarse a bajar el nivel. Por lo tanto, los estudiantes menos preparados se verán afectados, no podrán seguir el ritmo, por lo que aparte de abandono escolar, habrá afectación psicológica dada por la frustración del fracaso ».

«La exigencia de titulación en Bachillerato se flexibilizó, lo que considero que no es positivo porque además queda una convocatoria extraordinaria de Bachillerato y el hecho de que algún estudiante haya podido titular con suspensas no tiene demasiada justificación académica», coincide Carlos de Carlos , delegado del rector para el acceso y relación con centros de Secundaria y de FP de Universidad Autónoma de Madrid. El alumno que supere el Bachillerato con suspenso « probablemente tenga un futuro universitario bastante problemático, con riesgos de abandono ; sus perspectivas de terminar sus estudios superiores no se verán confirmadas», añade el también profesor de Historia Moderna.

Pero no todo se reduce a las condiciones en que se otorgaron los títulos de Bachillerato. También preocupa el impacto de la formación online frente a la presencial durante el tercer trimestre. «Los estudios muestran que la formación online no es tan buena en los alumnos rezagados, y esto podría generarles problemas en los primeros meses en la universidad », apunta Ismael Sanz , exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

Sanz cita un gran estudio realizado por investigadores de la Universidades de Brown y Harvard a 800.000 alumnos sobre el efecto del Zearn , una herramienta digital para estudiar Matemáticas. La conclusión del informe es que este sistema, usado antes y después del cierre de los colegios en Estados Unidos, generó una disminución en el progreso de los alumnos, tanto en los centros ubicados en áreas de bajos ingresos, medios e incluso altos. «Si en otro escenario estos alumnos no hubieran aprobado Matemáticas o empiezan a estudiar carreras que requieren una formación importante van tener problemas y puede ser que terminen abandonando, otra cuestión es que elijan otro grado más fácil», añade Sanz.

Pero no todos piensan igual. Para Ángela Alcalá , secretaria ejecutiva de estudiantes de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), «si sacaste un aprobado “justito” puedes entrar en titulaciones menos competitivas, pero el abandono no es inexorable. Este depende, no de las condiciones en las que entras, sino de si has elegido lo que te gusta. Y si eso sucede vas a sacar la carrera adelante».

Aparte del Bachillerato otra posible consecuencia en el nivel de los nuevos universitarios es la nueva EBAU poscovid, pactada entre los ministerios de Universidades y Educación y las comunidades ¿ Puede su mayor flexibilidad (en resumen, preguntas a elegir y ninguna obligatoria) influir también en una bajada de nivel en los que entran a los campus? «El prisma nos lo tiene que dar, aparte de la flexibilización del Bachillerato, los resultados de las pruebas de Selectividad porque las correcciones se van a hacer igual que siempre, los criterios no han cambiado aunque es cierto que las propuestas de examen son más diversificadas», opina De Carlos.

«La nueva EBAU no bajará el nivel, era importante que los alumnos tuvieran más opciones, que hagan un examen a medida, y eso no significa que sea más fácil. Además, no se van a ver perjudicados los buenos estudiantes: una cosa es que en unas once comunidades se haya permitido pasar con una o dos asignaturas suspensas pero eso genera, al mismo tiempo, que les baje la media . Los alumnos buenos, en cambio, van a tener mejores resultados; esto ha ocurrido antes y después del Covid-19», añade Alcalá.

Los único que hasta ahora se han examinado de la nueva EBAU son los estudiantes navarros. El primer día (el pasado lunes) tocó el turno a Lengua Castellana y Literatura II e Historia de España.

ABC ha pedido a dos docentes de 2º de Bachillerato de estas asignaturas que analicen el contenido y lo comparen con años anteriores. Respecto a Lengua, «la convocatoria de este año favorece que el alumnado configure un examen a la carta y esto, en principio, resulta ventajoso frente a convocatorias anteriores; es un examen algo más fácil pero cumplirá su función de medir la madurez lingüística de los preuniversitarios. Puede evitar temas menos preparados (por el confinamiento) o más complejos. Sin embargo, poder elegir en cada pregunta entre más de una opción también puede ser un elemento que ralentice la decisión sobre qué examen responder y el tiempo es un elemento clave en estos ejercicios de Lengua y Literatura. El cambio de puntuación, medio punto arriba o abajo, entre dos cuestiones, está favoreciendo al alumnado que tenga una mejor reflexión lingüística con más puntuación, pero a la vez, favorece también a los que tienen peor expresión escrita, pues la argumentación cuenta algo menos. Esta última, no es una diferencia muy decisiva, en cualquier caso», señala Carmen Jiménez García-Brazales , profesora de Lengua y Literatura de 2º de Bachillerato.

Respecto a Historia de España, la conclusión es similar: «Las preguntas tienen las misma dificultad que otros años, pero cambia porque hay más optatividad. Es más fácil en el sentido de que con una parte del curso que se haya hecho presencialmente se puede contestar», analiza un profesor de Historia de España de 2º de Bachillerato. Eso sí, « hay incluso más optatividad que en Lengua », reconoce.