«Estamos dejando de atender a 1.200 víctimas por los recortes del Estado. ¿Qué violencia no crece así?»

Si la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas afronta el cierre por déficit presupuestario del centro pionero en el país de atención a las víctimas , situado en un municipio al este de Madrid, viendo en los ministerios de Podemos «una persecución ideológica», otra entidad con décadas de historia en la asistencia, la Federación de Mujeres Progresistas, denuncia también ese recorte del 70% que les obliga a ajustarse el cinturón en multitud de servicios y en el acompañamiento a las víctimas. Para su presidenta, Yolanda Besteiro, la violencia de género es un fénomeno complejo que «pasa de cero a cien en días», pero desinflar el colchón económico de las entidades a las que se acercan el 70% de las víctimas es «una contradicción» en la lucha contra la violencia, dice a este diario.

«Estamos dejando de atender a 1.000-1.200 víctimas al año», asegura Besteiro, de lo que deduce qué tipo de violencia no va a crecer cuando se merma tanto la atención . No se sorprende de la tendencia al alza de la violencia machista que ayer hizo público el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Poder Judicial. Cuando una mujer lastimada no se atreve a denunciar en comisaría o ante un juzgado, lo hace en la mayoría de los casos a una de estas entidades que ven lastrados sus fondos.

« Tenemos listas de espera por primera vez muy numerosas -dice Besteiro, pero repiten en un sinfín de asociaciones más-, una bolsa de víctimas sin asistencia» mientras el agresor se siente impune, también espoleado por el auge de un discurso negacionistas de este tipo de violencia. «Es un problema gravísimo que veamos recortar los servicios de esta forma tan drástica porque esas mujeres confían en nosotros» para solucionar su problema, lamenta la presidenta de la Federación.

Junto a la sangría de fondos, los expertos también reconocen que se están produciendo fallos del sistema. La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Poder Judicial, Ángeles Carmona , llamó ayer a no bajar la guardia y trabajar en la coordinación. Basten dos de las últimas agresiones conocidas: una víctima expulsada por nulo riesgo del sistema VioGén de vigilancia del Ministerio del Interior o el apuñalamiento de una mujer en Pinto (Madrid): víctima y verdugo llevaban dos meses de relación, pero él tenía antecedentes por violencia sexista que ella desconocía.