Baleares arrincona la Historia y asume un Bachillerato que no exija al alumno

Comunidades como Madrid, Andalucía, Galicia o Murcia se oponen rotundamente al decreto de Bachillerato porque además rebaja la exigencia al dar el título, por primera vez, con una suspensa. En el lado opuesto está Baleares, dispuesta a acatarlo con determinación.

En el lado opuesto está Baleares, dispuesta a acatarlo con determinación. El Gobierno tripartito de la socialista Francina Armengol, junto con Podemos y los nacionalistas de Més, acaba de publicar en exposición pública el borrador del decreto ley que regulará el currículum de Bachillerato y que resulta ser un «copia y pega» del Ministerio. En el caso de Historia de España, «todo es historia contemporánea», advierten las mismas fuentes, que se quejan del poco interés de la Conselleria balear en usar su capacidad de maniobra para enmendar el temario, como al parecer se prometió bajo manga a los profesores de Historia con tal de que no se quejaran.

La respuesta del Ejecutivo de Armengol es clara: «El Govern balear prevé aplicar lo que establece el Ministerio», confirman a ABC desde el departamento del conseller Martí March, que está valorando algunas propuestas recibidas por profesores de Historia pero advierte de que las añadirá «siempre que se mantenga un equilibrio que no sobrecargue el currículum». March ha dado cinco días para presentar alegaciones, aunque a priori ha hecho caso omiso a las peticiones de profesores y expertos en este primer borrador. Eso sí, como novedad, avanza que Baleares introducirá Historia y Cultura de las Islas Baleares como optativa en primero de Bachillerato.

Así, el borrador de currículo de Historia de España en Baleares evaluará por primera vez aspectos que «nada tienen que ver con la Historia», como el conocimiento de los chavales sobre conciencia democrática, la identidad de pertenencia, el comportamiento ecosocial, la soberanía ética digital, los valores del europeísmo, la solidaridad y cooperación, la cultura de seguridad nacional e internacional o la conservación del patrimonio histórico.

«Aquí se amputa toda la historia anterior al siglo XIX para presentar una realidad de la Europa autocomplaciente e irresponsable», denuncia el doctor en Historia y profesor de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Miquel Deyá , a quien le extraña que se afirme que no hay tiempo para dar toda la historia de España en un solo curso, pero se incluyan ítems que no son de Historia propiamente, «disfrazadas» de ‘compromiso cívico’ o similares, en vez de incluirla en otras asignaturas, o incluso en la ESO.

«Esto supone que los chavales dejarán de dar con profundidad la presencia de Roma, el al-Ándalus en España, los reinos hispánicos en la Edad Media, los Reyes Católicos o la Guerra de Sucesión», lamenta Deyá, lo que califica como el «hachazo más grave desde la época de Javier Solana» y «una devaluación de contenidos total que condena a los alumnos al ostracismo más absoluto».

En esta «expulsión del saber de los centros de enseñanza» juega un papel crucial la sustitución de la Historia por la «memoria democrática», sostiene el experto, y «se está sustituyendo la objetividad histórica por un activismo sin contenidos ni sentido».

Deyá es una más de las muchas voces críticas que reprueban el escaso peso que el Ministerio de Educación, en general, y la Consejería balear de Educación, en particular, pretenden dar a la Historia de España anterior a 1800. Él fue coordinador de los exámenes de selectividad de Historia en Baleares durante diez años y siempre garantizó, pese a reticencias externas, que el alumno se examinara siempre de una pregunta temática anterior a 1800.

Deyá se reunió con el conseller para hacerle varias propuestas que no se han recogido en este borrador, y también participó en las alegaciones como miembro de la Real Academia de la Historia y también de la Fundación Española de Historia Moderna , aunque no obtuvieron respuesta por parte del Ministerio de Educación.

Ramón Català es profesor de Historia de España de 2º de bachillerato en Baleares y también se opone al nuevo currículum que fulmina todos los contenidos anteriores a 1800. «Ningún país se ha gestado sólo en los últimos dos siglos», sentencia.

A este historiador no le parece bien que los futuros estudiantes no estudien el periodo de romanización, «pese a que la base de nuestra cultura es grecolatina», como tampoco el proceso de conquista cristiana de la Edad Media ni, sobre todo, la repoblación. Considera «fundamental» la Historia Moderna, sobre todo por la política que llevaron a cabo los Reyes Católicos y también por el proceso de universalización que supone la dinastía de los Austria. Sin embargo, «todo esto queda ignorado», critica Català, que reivindica que los estudios han de ser «básicos y generales para dar unos primeros saberes y herramientas a los alumnos para desenvolverse en la vida».