Motivos por los que la ablación es la forma más extrema de discriminación, según la OMS

Lejos de tratarse de un hecho puntual, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) , la mutilación genital, que puede afectar al clítoris o a más zonas de los órganos reproductores, es una violación de los derechos humanos que ya han sufrido más de 125 millones de niñas y mujeres en 29 países. Según esta organización, la ablación «constituye una forma extrema de discriminación hacia las mujeres (...) y su práctica viola los derechos de la persona a la salud, a la seguridad y a la integridad física, así como a su derecho de ser libre de las torturas, o de no sufrir un tratamiento inhumano, degradante o cruel . La mutilación también vulnera el derecho a la vida, cuando esta práctica provoca la muerte».

En España, según los datos que maneja la ONG Wasu Gambia Kafo , la cifra de niñas que sufren la ablación ha aumentado más de un 60% desde 2008. Calculan que alrededor de 17.000 niñas procedentes de los países subsaharianos donde persiste esa práctica y que residen actualmente en España están en peligro de sufrir la mutilación genital femenina (MGF).

Según la OMS, es el conjunto de procedimientos que implican retirar total o parcialmente la parte externa de los genitales femeninos por razones no médicas. En función de la extensión de los daños producidos, los organismos internacionales clasifican la MGF en cuatro categorías:

- Tipo I : mutilación total o parcial del clítoris.

- Tipo II : corte del clítoris y de los labios menores, a veces con práctica de incisiones también en los labios mayores.

- Tipo III : va más allá que las anteriores e implica el estrechamiento de la vagina mediante la mutilación de los labios menores y mayores.

- Tipo IV : se incluyen aquí todos los procedimientos dañinos que conllevan la manipulación de los genitales con fines no médicos, como la punción, la colocación de «piercings», incisiones, cauterizaciones, etc.

La OMS aclara que esta práctica no tiene ningún benficio para la salud, pero que produce múltiples daños . «Implica retirar o dañar tejidos genitales sanos, e interfiere con las funciones naturales de los cuerpos de las niñas y mujeres».

Además, señala las posibles compliaciones que pueden aparecer a corto plazo, como dolor intenso , desmayo, hemorragia, tétanos, infección de la zona, retención de orina, llagas abiertas y daños en el tejido genital circundante.

A largo plazo, puede provocar la aparición de infecciones de orina, quistes e infertilidad, así como un incremento del riesgo de complicaciones en el embarazo y muertes al nacer.

Los 28 países donde el problema se agudiza se concentran en el África negra, Oriente Próximo y Asia, en sociedades muy tradicionales o musulmanas. Los expertos subrayan un denominador común: la persistencia del viejo sistema de dominación patriarcal . La ablación del clítoris busca reducir o eliminar la posibilidad de que las mujeres sientan placer sexual, para asegurar que las jóvenes lleguen vírgenes al matrimonio y eviten una supuesta promiscuidad.

Algunas ONG denuncian que medio millón de mujeres y niñas han sufrido la ablación del clítoris en Europa a manos de curanderas o, de modo clandestino, en centros sanitarios. Las estadísticas difundidas por organismos de la ONU sitúan en tres millones el número de niñas que sufren la mutilación -en lo que se entiende como un rito de iniciación en la vida adulta-, una práctica que tiende a afectar a niñas cada vez más pequeñas para evitar su oposición.

Aunque depende el tipo de ablación realizada, la operación es «relativamente sencilla»: consiste en una intervención de unos 45 minutos y un día de hospitalización, que permite restituir anatómicamente los órganos genitales afectados en un 90 por ciento de los casos. En un 75% de las pacientes, la restitución también es funcional.

La Fundación Dexeus Salud de la Mujer ha reparado el clítoris gratuitamente a 60 mujeres que sufrieron una mutilación genital desde que arrancó su proyecto hace cinco años. El coste de la operación gira en torno a los 1.800 euros , dice el especialista, excluidos los honorarios del cirujano y el anestesista, aunque su centro, al igual que otros la ofrece de manera gratuita. «Es fundamental que las instituciones se involucren; lo ideal sería que estas operaciones las cubriera la Seguridad Social», subraya. La Generalitat anunció en abril de 2008 su compromiso de financiar la intervención a las mujeres que lo soliciten.