El Papa Francisco: «Soy un indisciplinado nato»

El Papa se define indirectamente haciendo notar que «Ignacio es un místico, no un asceta». Que Pedro Fabro, uno de sus primeros seguidores, cuidaba el «diálogo con los más lejanos», era hombre de «piedad sencilla» y «de grandes y fuertes decisiones, que hacía compatible con ser dulce, dulce…». Señala que «lo que a mí me daba seguridad en tiempos del padre Arrupe era que se trataba de un hombre de oración».

El Papa revela que «lo que verdaderamente prefiero» en cada jornada es la hora de oración ante el Santísimo al atardecer , «incluso cuando me distraigo pensando en otras cosas o cuando llego a dormirme rezando».

«Me arrepiento de mi forma autoritaria»

Su estilo de gobierno es, a la vez, decidido y reflexivo. Se arrepiente de « mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones » como provincial en Argentina. Ahora «oigo a algunas personas que me dicen: «No consulte demasiado y decida». Pero yo creo que consultar es muy importante. Deseo consultas reales, no formales».

Su programa viene del Evangelio y también «de la voluntad de los cardenales, tal como se expresó en las Reuniones Generales antes del Conclave».

Se mueve en una línea de colegialidad, y de plena continuidad doctrinal. Pero va a ser muy renovador pues «veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad».

Va ser reformador , pero con la idea clara de que «las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes».

Es el terreno en que se está empleado a fondo. Con su ejemplo personal, y con un lenguaje que todos entienden a la primera.