El Papa denuncia que en la crisis medioambiental «no manda el hombre sino el dinero»
«En la cultura del desecho, si mueren hombres y niños no es noticia; si baja la bolsa es una tragedia», ha criticado
juan vicente boo
En la Jornada Mundial del Medio Ambiente, el Papa Francisco apoyó «el fuerte llamamiento de Naciones Unidas a evitar la destrucción y desecho de alimentos», afirmando que «los alimentos que se tiran se roban a la mesa de los pobres y de los hambrientos».
El Papa citó varias veces el extenso magisterio de Benedicto XVI sobre protección del medio ambiente, recordando que «la ecología humana está estrechamente ligada a la ecología medioambiental». Francisco advirtió que «la crisis la vemos en el medio ambiente, pero la vemos sobre todo en el hombre. ¡La persona humana está hoy en peligro!».
Con muchísima fuerza, el Papa repitió: « ¡La persona humana está hoy en peligro! ¡Y esto es cierto! Porque hoy en día no manda el hombre sino el dinero». Según Francisco, «Dios nos ha dado la tarea de custodiar la creación, la Tierra. ¡No la ha dado al dinero, sino a nosotros!».
El Papa denunció vigorosamente «la cultura del desecho, de usar y tirar», que termina devaluando también la persona humana, de modo que «si una noche de invierno muere de frío un mendigo aquí cerca en la Plaza de Octaviano, o si mueren niños, no es noticia ». En cambio, «si se rompe un ordenador es una tragedia, y si la bolsa baja un diez por ciento es una tragedia».
En esa cultura del desecho, «se termina desechando a las personas. Se deja de respetar la vida, sobre todo si es pobre o incapacitada, o si todavía no es útil, como el niño que va a nacer, o si ya no sirve, como el anciano».
El Papa invitó a poner fin a la cultura del derroche y a apoyar el objetivo de Naciones Unidas de «erradicar la destrucción de alimentos», una enseñanza que aparece ya en el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces. Como al final sobra comida, Jesús ordena que la recojan «y llenan doce cestas, un número que simboliza las doce tribus de Israel, que simboliza a todo el pueblo».
Antes de tomar la palabra, Francisco hizo un recorrido en el «papamóvil» entre más de cien mil personas que acudieron a la audiencia general, un encuentro regular que se ha convertido en multitudinario.
El Papa besó a muchos niños, pilló al vuelo con la mano izquierda un par de rosarios que le lanzaron para bendecir y se puso brevemente algunas gorras de los fieles, sobre todo de jóvenes. Como siempre, cuando algún peregrino le ofrecía un solideo blanco nuevo, el Papa se lo ponía y, a cambio, entregaba el suyo como recuerdo.
El Papa denuncia que en la crisis medioambiental «no manda el hombre sino el dinero»
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