Casi treinta años, la media de espera para conseguir una caseta en la Feria

De hecho, hacerse con una caseta para la Feria de Sevilla no es tarea fácil. Porque además de solicitarla hay que esperar pacientemente durante años a que se quede una vacante de los que deciden dejarla o de alguno de los que se olvidan que cada año hay que hacer el trámite para renovar la concesión. Este año han sido ocho las que no han sido renovadas y, por tanto, llegan a nuevas manos. Y la media de espera ronda los 28 ó 29 años, que es lo que hay que esperar para conseguir una como ocurre con todos los que ha hablado ABC, todos ellos adjudicatarios de una nueva en esta Feria de 2023. Todos coinciden en que es como si les hubiera tocado la lotería y, en la mayoría de los casos, han «heredado» de sus padres que fueron los que empezaron con el empeño de hacerse con una caseta.

«Me puse nerviosito perdido porque llevaba 29 años y llamé corriendo a mi madre, a mi hermano y a mi primo», relata Murillo. que trabaja en un hotel de Sevilla y que había «heredado» de su padre, la misión casi imposible de obtener una caseta en la Feria de Sevilla. De hecho, fue su progenitor el que empezó a solicitarla y se encargaba de los trámites en el Ayuntamiento año tras año desde hace cerca de treinta. La caseta lograda, en la calle Ignacio Sánchez Mejías, la tramitó su progenitor después de que perdieran la que tenían anteriormente. Pero ya era consciente de que podría no estar vivo cuando finalmente se la concedieran. «Sigue tu, que cuando nos la den ya me habré muerto», le dijo. Y se cumplió el augurio. La caseta le llegó después de muerto.

Este año todos ellos estrenarán «El revuelo», como han denominado a la que han logrado, una caseta de un módulo que comparten con otros veinticinco socios entre los que hay algunos que ya han muerto y cuyos herederos van a renunciar dando paso a otros nuevos. Y hay un poco de todas las profesiones: empresarios, trabajadores, economistas. Todos, según cuenta su portavoz, están igual de pletóricos por haberlo logrado después de tantos años de espera.

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Sin embargo el montaje no ha sido fácil. Porque desde que les avisaron que se la habían adjudicado han tenido que hacerlo a contrarreloj para encontrar una empresa que se la montara, un tema en el que este año eran novatos. O para hacerse con personal para llevar el catering, una de las tareas que está resultando más difícil de cara a la próxima fiesta ya que el personal para ello escasea.

Ahora eso es lo de menos. Son pequeños detalles sin importancia después de tantos años de espera. Tienen previsto celebrarlo por todo lo alto e incluso han contratado un grupo de música para la noche del pescaíto.«Estaremos allí hasta que el cuerpo aguante o el Ayuntamiento nos deje», dicen eufóricos.

Otros que este año están de enhorabuena son los nuevos titulares de una flamante caseta en la calle Joselito El Gallo que todavía no han bautizado porque no han logrado ponerse de acuerdo para ello. Uno de sus propietarios, José Ramón Mantilla, que tiene 48 años y una empresa familiar de telecomunicaciones y que compartirá la alegría de estrenar con sus amigos de toda la vida, que además ahora serán sus socios en la Feria de Sevilla.

Como en otras de la Feria hay gente de todas las profesiones. Y a ellos les pasó lo que a casi todos. Fueron sus padres los que empezaron a pedir la caseta pero fallecieron sin conseguirlo. Ahora andan liados con el montaje, tarea para la que han tenido que alquilarlo casi todo: pañoletas, toldos y todo el material con el que amueblarla.Para el año próximo tienen previsto comprar todo ese material para tenerlo para las siguientes ferias.

«Me llamó una funcionaria para comunicarme que nos había tocado y que casualmente estaba muy cerca de la de nuestros padres», explica emocionado. Por eso asegura que está «eufórico» y «como un niño con zapatos nuevos». Seguramente será por eso que ya ha ido veinte veces a comprobar cómo marcha el montaje y a cerciorarse de que todo funcionará a la perfección.

La historia de Álvaro Soler, un abogado de 41 años que ha logrado otra caseta en la calle Pepe Luis Vázquez de la Feria de Sevilla es muy parecida. Fue su padre el que comenzó a solicitarla. Y este año, cuando iban a cumplirse los treinta desde que lo pidieron por primera vez lo han conseguido.

En su caso se repitió el mismo modelo. Hubo una llamada de una funcionaria del Ayuntamiento de Sevilla que le comunicó el pasado mes de diciembre que lo habían logrado finalmente.

«Mis padres tienen ya 80 años y no van a disfrutarla como nosotros. Al final se ha convertido en una herencia para nosotros que somos sus hijos», explica Soler que insiste en que fue una verdadera sorpresa. Porque después de tanto tiempo ya casi no lo tenían en la cabeza. «Como era en vísperas de Nochebuena se lo dije cuando nos reunimos a cenar. Fue un regalo de Navidad», explica eufórico por lo que ha conseguido.

«Con solera». Así se llamará la nueva caseta que estrenan este año y en la que están atareados dando los últimos toques al montaje. Les ha pasado lo mismo que a los otros nuevos propietarios de casetas para la próxima Feria. Que les ha cogido sin tener mucha idea del tema y han tenido que correr para todo ello. Para buscar el bar, los montadores, el grupo de música. Ahora una vez que empiece la Feria lo que harán será disfrutar a tope de la fiesta.

Como ellos hay otros más, tanto particulares como asociaciones de distintos tipos, que este año lo han conseguido después de muchos años de espera.

En casi todos los casos son los hijos de aquellos que echaron la primera solicitud hace cerca de treinta años los que serán los titulares de las nuevas casetas que se estrenan. Sus padres no podrán disfrutar como soñaban. Pero los hijos seguro que se acordarán de ellos cuando esta Feria de 2023 pisen el real por primera vez ya como titulares de una caseta. Todo un privilegio en Sevilla tal y como está de difícil el tema.