Rocío Peralta: «El valor del traje de flamenca está en su artesanía y elaboración; me da pena que se le reste importancia»
La diseñadora de moda flamenca reconoce que se está desvirtuando por la producción «al tuntún» y lo reivindica como un producto de lujo, que aúna diseño, mimo y singularidad
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Sevilla
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Iniciar sesiónCon la Feria de Sevilla a la vuelta de la esquina, Rocío Peralta abre a ABC las puertas de la que en estos días, más que nunca, es su hogar: su tienda de moda flamenca en la calle Muñoz Olivé. De hecho, despide a unos ... clientes satisfechos en el momento de la llegada de este periódico indicándoles que en su establecimiento, ubicado en el que podría ser el 'paseo de la moda sevillano' tienen «su casa». «Justo iba a salir a comprar telas» reconoce al inicio de esta entrevista, signo de su implicación personal en cada uno de sus trajes, en los que siempre apuesta por el diseño y la calidad desde que sacara su primera colección de flamenca hace ya 16 años. Un cuidado y mimo que le «da pena» que se esté perdiendo ya que, es justamente, lo que más valora la diseñadora.
Durante el encuentro, repasa el panorama del sector en estos momentos, en los que la moda rápida también se ha hecho un hueco. Enumera su gran variedad de clientes internacionales, sin olvidar a sus fieles sevillanas. También comenta sus tendencias favoritas de flamenca y su salto a la moda convencional con 'Gavriella'.
-¿Cómo se vive la semana previa a la Feria de Sevilla en una tienda de moda flamenca?¿La gente apura mucho?
-Estamos con mucho trabajo, ultimando muchos detalles pero también con muchísima ilusión porque vemos que las clientas se van muy contentas. Con ganas también que vayan llegando las principales ferias como la de Sevilla, porque este año la temporada está siendo muy larga.
Empezamos la temporada en noviembre y la alargamos hasta pasado el Rocío. Aún así tenemos prácticamente todo el año de ventas, una vez que pasa al Rocío, en verano y los meses de septiembre y octubre hay muchas romerías y ferias en Andalucía. Por un lado es bueno, te da tiempo a planificar y confeccionar todo con tranquilidad y vendes más incluso, pero también es más cansado, sobre todo al ser costura artesanal, que es un negocio tan intenso
-¿Se nota la popularidad que ha ganado la Feria en los últimos años en la tienda?¿Ha crecido el número de clientas de fuera de Sevilla?
-Sin duda hay mucha gente de fuera que viene a la feria y que se anima a vestirse. Lo curioso y a la vez lo bonito es eso, que sin ser de aquí se quieran vestir de flamenca.
Hemos recibido recientemente a la familia real de Catar que se han llevado trajes. Viene clientela de muchos países distintos, este año especialmente de México. Tenemos clientes de todas partes de Europa. Tenemos gente que viene aquí a por ellos pero también hemos tenido la suerte de hacer desfiles fuera de España.
-Siendo una marca tan consolidada y con unos diseños tan reconocibles ¿lidia con muchos plagios?
-Lo más importante, como dices, es que he conseguido tener una identidad de marca. Si es verdad que hay firmas, que no sé si son réplicas exactas, pero sí veo mucho la inspiración. Incluso no sólo en trajes de flamenca, también en tendencias de mantones. Para mí que me copien es un signo que estoy haciendo bien mi trabajo. Como anécdota simpática, una vez en un desfile, que no me daba tiempo a colocar broches, les puse los mantones a las modelos anudados con un lazo y ahora tiene lazo todo el mundo
-Cada vez hay más competencia, muchas pequeñas tiendas venden ahora artículos de flamenca. Ha habido un 'boom' de trajes de licra y mantones de algodón, ¿cómo se afronta?
-A mi me parece que uno de los valores que tiene el traje de flamenca es su artesanía y elaboración. Hoy el verdadero lujo es la artesanía. Cada uno de mis trajes está hecho a mano y con un mimo especial. No entiendo las firmas o tiendas que hacen o venden trajes al tuntún.
Yo por necesidad, porque era la única forma que en el momento vi para poder crecer, también tengo una línea industrial. Al ser un negocio tan artesano, hay un número de días en el año y horas en el día, que no tenía más capacidad de producir porque son trabajos muy elaborados. Los trajes de Errepé, dentro de ser una línea industrial, tienen mis diseños y están confeccionados con tejidos de calidad y buenos adornos.
Estos trajes de licra y otros tejidos sin calidad e incluso sintéticos, entiendo que tendrán su público, pero la realidad es que no me asustan porque no es el perfil de mis clientas. Eso no quita que me da pena porque le van quitando importancia a lo que para mí realmente tiene y mucha.
-¿Se ha desvirtuado el traje de flamenca como producto de calidad? ¿Ha llegado la 'moda rápida' a este mundo?
-Efectivamente. Pero sí que sigue habiendo un público selecto que entiende que el traje de flamenca es un artículo de lujo. Como lujo, hay que pagarlo y eso lo saben y lo entienden.
-Hace unos años abrió Gavriella, más enfocado a prendas veraniegas, ¿es difícil hacerse un hueco viniendo de la moda flamenca?
-Gavriella nació en un momento Covid, que sabíamos que no íbamos a tener feria en varios años. Yo soy una persona muy activa, me gusta emprender e innovar y en ese momento volqué toda mi energía en ello.
Ahora mismo es una marca que vendemos muy bien. Y la verdad es que ni a mi socia Violeta Andic ni a mi, nos requiere excesivo tiempo. Sacamos una colección al año, de cara al verano y lo pasamos muy bien preparándola. Hicimos una enfocada en la Feria, en la que se veía una influencia flamenca, pero no volvimos a sacarla. Si que es verdad, que si lo comparo con lo mío de flamenca, que lo vendo absolutamente todo, puedo pensar «qué difícil» porque hay tantísimas marcas de ropa. Pero lo cierto es que lo vendemos bastante bien, estamos contentas.
-Dígame una tendencia que le guste en los trajes de flamenca y otra que no
-Que me guste, los trajes clásicos. No me importa innovar en color o en adornos pero siempre que tengan un corte clásico. Me gustan los trajes que tengan vuelo, que sean ricos tanto en tejidos y en adornos; que se vean importantes y bien confeccionados. Y no me gusta lo que se saca de contexto, por ejemplo un traje de cuero o de tela vaquera.
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