Feliciano Pérez-Vera: «Hoy se ha perdido el canon de las sevillanas y la gente sigue prefiriendo las antiguas»
El escritor y autor de letras de sevillanas realiza en un libro un viaje histórico, antropológico y musical
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Dicen los manuales que «las sevillanas, antiguamente llamadas seguidillas sevillanas, son una música y danza típicas de Andalucía sobre todo en Sevilla, Huelva, Córdoba y Cádiz», y fascinado por un cante que descubrió muy pequeño en los antiguos discos de pizarra que encontró en el ... pueblo de su abuela en la zona del Andévalo de Huelva, Feliciano Pérez-Vera acaba de publicar el volumen titulado 'Sevillanas', editado por Almuzara.
«El libro es una investigación sobre de dónde proceden las sevillanas. En lugar de hacer una historia de las sevillanas desde la jarcha hispano-hebrea hasta nuestros días, he ido mezclando mis averiguaciones de mi vida como compositor y las personas que he conocido con la historia de las sevillanas. Cuento cómo empecé de chico en Hinojos y conocí a una señora mayor que me enseñó unas sevillanas corraleras que yo grabé en un radiocasette», explica Pérez Vera.
Lo que mas le ha llamado la atención a lo largo del proceso de investigación es cómo ha ido derivando la seguidilla manchega que traen los repobladores a Andalucía y se convierten en sevillanas. «Hay rastros en toda la literatura de esta evolución, en libros como el Quijote se cita la seguidilla, y me llama la atención cómo han pervivido notas y tonás muy antiguas. La primera grabación de una sevillana la hace un cantaor flamenco que se llama El Mochuelo hacia 1898, es una sevillana que tiene una toná y una letra que dice: 'Viva la Macarena porque es mi barrio, y la plazoletita de San Bernardo. Y en paralelo, San Roque y San Benito y el arroyuelo'. Esa música que él usa en 1898 todavía la estamos cantando. Entonces, la pervivencia de las letras a lo largo de casi siglo y medio, es lo que más me ha llamado la atención, es decir, cómo la memoria popular mantiene las letras vivas».
Las sevillanas forman parte de nuestro folklore, pero luego hay mezclas y las sevillanas se aflamencan, como ocurre en otros género. «Ahora mismo está todo mezclado. Manuel Machado en 1920 dijo que la 'sevillana es la copla', y por irme a lo más antiguo, Bécquer en un artículo publicado en el Universal, habla de la Feria de Sevilla y cita las seguidillas y dice que cuando llega la noche ante una mesa y jarro vacío habla del flamenco y compara lo jondo como si fueran los judíos en los ríos de Babilonia, rememorando aquel salmo, uniendo el lamento judío al cante jondo. Pero claro, luego llega Silverio en su café cantante y pone la seguidilla del Fiyo y también anuncia los 'bailes de palillos'», cuenta el autor.

Para el escritor onubense, el secreto de que las sevillanas estén vivas y tengan incluso moda es gracias al andaluz, «que está muy pegado a su cultura y sigue difundiéndola. No es normal que un cante y baile regional suene en las discoteas, eso es imposible en otras comunidades. Pero en 1961 apareció Manuel Pareja Obregón que tiene medios económicos y contactos en Madrid y empieza a grabar con los hermanos Reyes y hermanos Toronjo y se comienzan a difundir las sevillanas con un éxito notable, y por supuesto luego en los años 80 viene el boom con las salas rocieras que se abren en toda España. Surge la moda del baile, y claro, hay más grupos que las cantan y además lo que hay que tener en cuenta es que no se hacen sólo en las ferias de toda Andalucía, sino también en cualquier evento privado, bodas, bautizos, fiestas..., aquí es normal bailar sevillanas, es algo natural, no es algo impuesto, pero sí tiene algo de misterio el gran arraigo que tienen las sevillanas».
Pérez-Vera dice que Sevilla exporta muy bien su cultura, «las sevillanas eran más de la Andalucía occidental, pero hoy día, son de toda Andalucía. En la historia de las sevillanas te das cuenta de las enormes aportaciones que realizan numerosos maestros y estudiosos».
Primera notación coreográfica
En este sentido cabe recordar que el maestro José Otero en su libro 'Tratado de Bailes' de 1912 realiza la primera notación coreográfica de las sevillanas, manual al que siguen otros como el de la maestra Trini Borrull, Concepción Carretero, entre otros muchos. Pérez-Vera recuerda los testimonios gráficos del baile por sevillanas realizados por ejemplo por los hermanos Lumiére en Sevilla en 1898 donde aparece bailando el maestro Otero y su escuela, o más tarde en 1929 una grabación donde Antonio el Bailarín con 8 años baila sevillanas en el Real Alcázar con el maestro Realito. «En la exposición Universal de París de 1878 hay un restaurante que se llama la Feria donde también existe una grabación del baile por sevillanas», continúa.
A lo largo de su vida, Feliciano Pérez-Vera también ha escrito letras de sevillanas. Suyas son las 'Sevillanas del desamor', 'La carreta de mi prima' o 'Llama cuando quieras' que tantos artistas han grabado. «Yo me aprendía de pequeño letras antiguas de sevillanas en las fiestas familiares, e incluso las grabé, eran sevillanas corraleras, alegres y que gustaban mucho. Recuerdo que Chiquetete hizo un disco de corraleras, 'María es mi sin vivir, por ella muero', luego se puso de moda el octosílabo, 'lloran los pinos del Coto despidiendo a las carretas mientras se van poco a poco por el camino de vuelta'..., tu ves las letras de los años 20 y son muy sencillas, amorosas, graciosas fáciles de retener».

Hoy día sin embargo «como ocurre en todos los movimientos, las sevillanas han dejado atrás la época dorada. De vez en cuando sale una sevillana bonita, pero se ha perdido la costumbre de que la gente se aprendía una o dos sevillanas cada año y sonaban muchísimo en Feria, eso se ha perdido porque la discografía es enorme. Los grupos que graban no venden discos pero enturbian el mercado. Antes había cuatro o cinco grupos importantes y todo el mundo se sabía las sevillanas de esos grupos. En la década del 74 al 85 grupos como Los Romeros de la Puebla vendían 40.000 vinilos. Ese fue el boom, con Marismeños, Amigos de Gines, El Pali..., por ejemplo la Canastera hizo un disco de las sevillanas, 'Yo tengo unos palillos con cintas colorás', que aún se cantan en la Feria. El último boom de las grabaciones de sevillanas fue 'Salta la rana, qué olé, olé, salta la rana' que cantó María del Monte, a partir de ahí donde antes se vendían 50.000 unidades, ahora son 400..., hay mucha dispersión, mucho grupo cantando. ¿Y qué ocurre?, pues que a la gente le sigue gustando cantar las sevillanas antiguas, que además se bailan mejor, las sevillanas modernas han perdido el canon: que las letras sean pegadizas y las músicas sencillas. Los grupos nuevos producen cosas que no agarran, y qué hace la gente, pues cantan y bailan las sevillanas antiguas que siguen vivas».
Desde lo que llama este autor el cénit de las sevillanas con Manuel Pareja Obregón y Rafael de León, «luego estamos algunos otros autores, pero después ha ido bajando el nivel porque todo está mucho más disperso y con melodías más difíciles aunque sigan a compás de sevillanas. Al final, eso es lo grande de las sevillanas, que están arraigadas en nuestra cultura, son de todos y de nadie».
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