Setenta y ocho intérpretes en busca de Jan Fabre

El coreógrafo belga selecciona actores y bailarines en el teatro Central de Sevilla

Uno de los grupos de aspirantes en las adicioines de Jan Fabre Raul Doblado

Marta Carrasco

El Teatro Central es un hervidero. Son las cuatro y media de la tarde de un domingo lluvioso y el hall está repleto de gente variopinta. No hay función, y tampoco se trata del público de una obra de 24 horas, como la que hizo ... Jan Fabre en 2014, 'Monte Olimpo' que fue un antes y un después para este coliseo. Sucede que hay audiciones.

Jan Fabre ha hecho en Sevilla sus primeras audiciones en España y la convocatoria ha roto todas las previsiones. Se han presentado más de 350 aspirantes , de los que tras una primera criba, han quedado 78 jóvenes de entre 25 a 35 años.

Los aspirantes están por el hall del teatro, la mayoría en el suelo, rodeados de papeles y botellas de aguas. Muchos hacen estiramientos, otros intenta aprenderse el texto que se les ha facilitado y que comienza diciendo, 'soy un error....', en español y en inglés. Porque estas audiciones son para una compañía internacional, y el inglés no sólo está presente en la prueba, sino que es el idioma que Fabre habla con sus ayudantes, además del flamenco y el francés.

En la sala A del Central están también algunos de los intérpretes de la compañía que son quienes dan las indicaciones a los aspirantes. Ivana Jozic y Annabelle Chambon están en primera fila, son las que hablan con los jóvenes en inglés y los sitúan en sus marcas. Cédric Charron ante un portátil se ocupa de la música.

«Normalmente, explica Annabelle Chambon, ponemos a los chicos de veinte en veinte, pero ahora con la pandemia, no se puede. Así que entrarán de cinco en cinco». Antes se les toma el nombre y una foto de cara sin mascarilla, después pasan a la prueba. Entran y se sitúan. Con mascarillas, pero la distancia permite quitársela para decir el texto. Alguno lo escenifica con movimientos, otros lo hacen dramático, otros no. Una de las aspirantes, Ana, lo dice en andaluz . Es menuda, pelirroja y cuando le toca el inglés, lo hace de forma más fluida que otros que se disculpan por ello. El talón de Aquiles del inglés en la educación española brota como una fuente en audiciones como ésta. Pocos lo manejan con soltura.

Jan Fabre está en una mesa instalada a mitad del patio de butacas. Se dirige a los aspirantes como 'gentleman y lady' y siempre dice 'thank you' cuando quiere cortar alguna intervención. Cuando alguien le gusta le permite terminar el texto, a los demás, no. Después viene la danza, primero con música de un clásico alemán y después con una canción de Prince. Deben improvisar y entonces es cuando se ve claramente quien es actor y quien bailarín o que el intenta las dos cosas. Eso a Fabre no le importa, quiere intérpretes performáticos, completos.

Nadie sabe para qué obra selecciona intérpretes en Sevilla, ni siquiera Manuel Llanes, director del Teatro Central que anda por el teatro. Tampoco saben cuántas personas seleccionará, «conociendo a Jan, pueden ser dos, tres, cuatro o ninguna..., esto es así». Los 78 han llegado una gran parte de Madrid y de Andalucía, pero también de Barcelona, Galicia, Islas Canarias, Valencia e incluso una chica portuguesa.

En el primer grupo quedan dos chicas, Laura Morales de Sevilla y Blanca de Madrid . Laura es bailarina y Blanca actriz. Ambas con perfiles muy diferentes. «Yo he venido porque sólo por audicionar con Jan Fabre merece la pena estar aquí», dice Blanca que tiene 30 años y ha desarrollado su carrera hasta la fecha en el teatro. Vió las audiciones a través de Instagram y no lo dudó. A Blanca y Laura Fabre les ha hecho una prueba más en solitario , enfrentándolas a diálogos improvisados a cuatro esquinas. Cuando terminan les dan las gracias y dicen que la compañia se pondrá en contacto.

Queda mucha tarde por delante. Alguno está inquieto porque ha sacado billete para el último AVE, «como esto siga así, lo pierdo», dice. Otros siguen memorizando el texto, y preguntan a los que han salido ya por los pormenores de la prueba.

En escena otros cinco aspirantes. Una de ellas, Ana María, lee su texto en andaluz, con su acento. Luego lo explica, «no quiero nunca renunciar a él», asegura. El inglés lo domina con mucha soltura, y Fabre le hace quedarse sola en el escenario despidiendo al resto. Quiere que improvise un poco más. «Haga un diálogo con un minuto muy enfadada y un minuto muy dulce, pero todo seguido, por favor». Ella lo hace. Es la que hasta el momento ha hecho la audición más largo y en solitario. Ana María es de Sevilla. Colabora con el grupo de teatro La Tarara y habla bien inglés porque ha sido guía turística, «he tenido que hacer de guía para comer, pero mira por dónde ahora me ha servido». No le importaría trabajar en Europa, «sería un sueño estar en el teatro europeo, un sueño» , asegura.

En el hall del teatro quedan aún muchos aspirantes, dos bailarinas de Sevilla Silvia Balbín y Lucía Vázquez, ambas con dilatada carrera en el mundo de la danza. Vázquez asegura que se presenta, «por la experiencia de hacer una audición con alguien como Fabre. Es un regalo que esté aquí en Sevilla», añade.

Los grupos se suceden. De cinco en cinco y con la sentencia del 'thank you' con la que Fabre se despide de cada uno de ellos. Eso sí, padres no había rulando por el Central, sólo unos aspirantes con el universo de los sueños abierto y quizás, quien sabe, poder entrar en la compañía de uno de los grandes creadores europeos.

'La compañía se pondrá en contacto con usted', eso lo último que escuchan.

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