arte
Un libro recupera obras inéditas del pintor Joaquín Turina y Areal
Álvaro Cabezas García presenta 'Joaquín Turina y Areal (1847-1903)', la primera monografía sobre el padre del famoso compositor sevillano
La II Ruta Turina de Sevilla comienza el 14 de octubre con un concierto con 'La oración del torero' para cuarteto de laúdes
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa figura del pintor Joaquín Turina y Areal no ha sido hasta la fecha suficientemente estudiada a pesar de ser un pintor destacado en la escena artística sevillana del último tercio del siglo XIX. De ahí que fuera necesario adentrarse en la producción ... del padre del compositor Joaquín Turina. Esta carencia la ha subsanado el doctor en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla Álvaro Cabezas García, quien ha presentado este miércoles en la Casa Fabiola el libro 'Joaquín Turina y Areal (1847-1903)' (Dykinson), que es la primera monografía dedicada a este artista y que incluye una veintena de obras que hasta la fecha habían permanecido inéditas.
Comenta este profesor de Enseñanza Secundaria y Bachillerato que la idea de publicar el libro surgió a raíz de su amistad con el músico y gestor cultural Rafael Ruibérriz. Tanto este último como su hermana, Ana Ruibérriz, que es historiadora del arte, se han preocupado por la figura del compositor sevillano y Rafael Ruibérriz puso en marcha junto al Ayuntamiento la Ruta Turina, que este año presenta su segunda edición. «A pesar de haberme especializado en el siglo XVIII, decidí hacer un trabajo sobre este pintor del XIX. Rafael entonces me puso en contacto Joaquín Turina Garzón, que era nieto del pintor e hijo del músico. Este se llevó a Madrid la mayor parte de los cuadros de su abuelo. Sus descendientes se dividieron estas pinturas en distintos lotes. Yo fui a Madrid para hacer las fotos de los cuadros y para estudiarlos. Me di cuenta de que era un pintor discreto, pero tuvo bastante repercusión en su época», comenta este historiador del arte.
En el libro, Cabezas García aporta un catálogo de 120 pinturas, de las que unas veinte son inéditas. De hecho, estas obras que hasta ahora no se conocían aparecen reproducidas a color en el volumen. El centenar restante de las pinturas y dibujos sí habían sido publicados en otros libros. Comenta este experto en arte que ha ordenado la obra de Turina y Areal por géneros. «Hizo pocos cuadros de asuntos religiosos. También tiene un par de retratos, uno de cuando su hijo era pequeño. Además, abordó la pintura de historia, el paisaje y la pintura de casacón, que son las que nos muestra a los personajes vestidos de casaca».
Dice Álvaro Cabezas García que «por lo que es más conocido Turina y Areal es por sus pinturas de asuntos costumbristas, es decir, la figuración de la gitana como modelo de la mujer ideal andaluza. Es el autor de la famosa gitana de la manzanilla de Bodegas Hidalgo de Sanlúcar de Barrameda. Esa gitana está extraída de una pintura que hizo Turina sobre una pandereta que está enmarcada en las Bodegas Hidalgo». Este historiador del arte destaca que el artista tiene estampas típicas ambientadas en el Postigo del Aceite, en la Alfalfa o en el patio de Banderas. Eran como postales o recuerdos turísticos. «Por lo que más conocido es este artista es por el cuadro 'Juan Martínez Montañés presenciando la salida de Jesús de la Pasión' (hacia 1890). Es un cuadro que está en la hermandad de Pasión y que donó el artista. Tanto el pintor como su hijo eran hermanos de Pasión. Joaquín Turina hijo le regaló a la hermandad una misa y otras obras», señala el autor del libro.
Turina formó con otros artistas la Academia Libre de Bellas Artes de Sevilla en los años 70 y 80 del siglo XIX, siendo presidente de la misma durante dos años. Esta institución la integraban jóvenes artistas que estaban obsesionados con la imitación de los temas de Mariano Fortuny. «Fortuny vino a Sevilla e impactó a los artistas sevillanos. Estos jóvenes eran republicanos y tenían gusto por el krausismo. No querían estar sometidos al yugo académico que suponía la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Ellos querían pintar al aire libre y hacer temas populares», dice este historiador del arte. Tras quedarse sin dinero, muchos de estos jóvenes ingresaron en Santa Isabel de Hungría. «Turina encontró su refugio en el centro de Bellas Artes del Ateneo de Sevilla, que se fundó en aquella época. En esa primera etapa, el Ateneo tenía un componente más artístico que literario. Hacían certámenes anuales de exposiciones de obras. Él participó en exposiciones del Ateneo y en esa etapa fue cuando hizo sus grandes cuadros. En 1893 expuso en Chicago un cuadro de gran formato dedicado al regreso del primer viaje de Colón para celebrar el cuarto centenario del descubrimiento de América», dice García Cabrera.
En la presentación del libro ha participado Magdalena Illán, directora del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla. Esta era discípula del desaparecido Enrique Valdivieso. «Valdivieso me dio clases y éramos muy amigos. En su libro 'Historia de la pintura sevillana del siglo XIX' trató por primera vez a Joaquín Turina y Areal dedicándole unos párrafos. Hace un año presentó su obra 'Pintura sevillana del tránsito del siglo XIX al XX', donde le dedicó un apartado a Turina. Ahora espero que el libro que he publicado sea una referencia para el futuro», concluye Cabezas García.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete