Feria del libro de Sevilla 2024
Fernando Iwasaki: «La sobreexposición en las redes sociales nos ha hecho tener miedo al ridículo»
El escritor peruano presenta en Sevilla la reedición de su 'Libro de mal amor' en una divertida charla con Karina Sainz Borgo
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Sevilla
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Iniciar sesiónEn un rato en la Feria del Libro de Sevilla se pueden compartir ideas y situaciones tan candentes y mediáticas como el patriarcado, el neoliberalismo, la teoría de la cancelación, la influencia de las redes sociales y hasta de existencialismo sin apenas nombrar estos temas. ... De una manera sutil, simpática y entretenida, se habla del ritmo frenético que se impone en un mundo globalizado a la par que nos regodeamos en un fracaso sentimental. Se escuchan otros acentos, se aprenden nuevas palabras, se despierta la curiosidad por nombres de la orilla opuesta y se contagia la esperanza de que lo mejor está aún por venir. Todo esto se extrae de la presentación este sábado del 'Libro de mal amor' de Fernando Iwasaki para el que el autor ha estado acompañado de la escritora venezolana Karina Sainz Borgo.
Se trata de una reedición de El Paseo dentro de su serie 'opera prima' que ha dado luz ya a los primeros títulos de Felipe Benítez Reyes, 'La propiedad del paraíso'; Juan Bonilla, 'El mejor escritor de su generación' o de Eva Díaz Pérez, 'Memoria de cenizas'. La publicación original de esta «novela o serie de cuentos» como la ha definido la autora venezolana, fue en el año 2001 y tras una decena de ediciones en España y América ahora vuelve a estar en el foco con prólogo de Alfredo Bryce Echenique e ilustraciones de Fernando Vicente.
Veintitantos años después del estreno del autor limeño afincado en Sevilla la historia o historias que con deliciosa comicidad narra tienen vigencia. «Al final, el mal amor supone buen humor. Es como mirar tu vida por un retrovisor. Yo he hecho tantos papelones que me ha dado para escribir un libro con ellos», ha relatado. A preguntas de su colega, ha confesado que en aquellos años en los que se lanzó a la conquista de las mujeres la mejor estrategia era la lectura. «Para ligar en los años 70 -nada de conductas neoliberales, ha acotado- había que leer. Se necesitaba leer a Cortázar a García Márquez y hasta 'El lobo estepario' de Hermann Hesse, si no, no te comías una rosca», ha bromeado. Al hilo, la periodista ha subrayado que la relectura de este volumen, con una «mirada decrépita pero entusiasta», ha supuesto un «lifting literario». Y también vital, porque gracias a la capacidad de quitar gravedad a los asuntos, uno también se resta años. La venezolana ha apuntado que los de su generación (nació en 1982) entienden el amor desde un punto «solemne, casi oscuro». Por contra, la narración de Iwasaki supone a su parecer un «gran elogio a la galantería». Siguiendo el asunto que desde el jueves copa las portadas de todos los medios de comunicación ( y redes sociales) nacionales, tanto para el escritor como para su editor, David González, este manual con guiño al Arcipreste de Hita no tiene tacha, es «políticamente correcto».
«Yo me sentí en una playa de juventud literaria cuando lo volví a leer. ¿Tú has sentido lo mismo?», le ha cuestionado Sainz Borgo al peruano, quien ha bromeado con que no ha podido desprenderse de esos 40 años exprimidos porque ahora ya es abuelo. «Un nieto es un ancla, pero sí que lo he mirado todo con una distancia risueña», ha aclarado. En la conversación se han hecho varios flashback a la primera juventud del columnista de ABC. A la tía que hubo de acompañarle con su amiguita a ver la película de 'El exorcista', se ha hablado de su hermana y de hasta la amiga de ésta con quien su madre estaba convencida iba a acabar ennoviándose. Incluso de algo tan tierno y en desuso -mejor dicho evolucionado- álbum de su primera comunión. «Ese mundo familiar en el que la gente se sentaba a conversar sin un móvil de por medio se ha perdido. Antes había menos oferta de ocio y se leía más. A la hora de escribir este libro yo sólo tenía que recordar esos momentos», ha contado Iwasaki.
El mundo pausado de entonces frente a la voracidad de lo inmediato de hoy. «Vivir en un mundo en que la espera es inevitable ya no existe. La calma ofrecía placeres que la vida contemporánea nos ha arrebatado», ha lamentado el escritor. A su entender, uno de los monstruos que ha aplastado la capacidad de reírse de uno mismo, de liberarse de la vergüenza propia, son las redes sociales. «La sobreexposición en las redes nos hace tener miedo al ridículo. La solemnidad y el temor al ridículo van por el mismo camino. Los que vamos por vías secundarias podemos descansar. Nos faltan las paradas, ese alto en el camino», ha concluido antes de la firma de ejemplares en el Espacio Unia. Unas rúbricas para las que se ha traído un hanko. «Es mejor que dibujar con un emoticono», ha vuelto a hacer gala de su buen humor ante un público rejuvenecido. Y joven.
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