Mitos de las naranjas amargas de Sevilla
¿Qué se hace con los tres millones de kilos que producirán estos árboles?
Los ingleses, preocupados por las naranjas del Alcázar de Sevilla
Naranjas del Alcázar de Sevilla para la mesa de la reina de Inglaterra
S. I.
Sevilla
En el Reino Unido es tal la fama de la mermelada de naranja elaborada en Sevilla, que hasta un artículo reciente de 'The Guardian' alertaba de la enfermedad del «dragón amarillo» que amenazaba a estos cítricos. Pero no sólo es miel lo que rodea ... al árbol típico de la ciudad. En algunas ocasiones, su desparrame amarga a los vecinos, ya que suelen provocar más de una molestia y un peligro para la seguridad.
Para evitar escenas de años pasados, el Ayuntamiento de Sevilla ya ha puesto en marcha la campaña de recogida de la naranja. La primera fase se inició a mediados del mes de diciembre y se centró en los ejemplares ubicados en los recorridos de las distintas cabalgatas de Reyes Magos. La acción terminará a finales de febrero.
Según datos oficiales, existen más de 45.000 naranjos en Sevilla y, se prevé que, aproximadamente, produzcan tres millones de kilos de fruto que hay que recoger antes de que caigan al suelo inundando las vías y generando graves problemas de salubridad. Este es el tiempo para su 'cosecha', dado que la fruta está madura, por lo que resulta más fácil desprenderla de sus ramas y, así, no se causa daño al árbol.
Pese al dulce perfume a azahar que desprende, el sabor de estas naranjas recolectadas es amargo, así que por, lo general, no se emplea para uso alimentario. Entonces, ¿qué se hace con esas toneladas de fruta recogida?
Pueden tener diferentes destinos que permiten su reutilización:
Vertederos autorizados y de gestión controlada para la fabricación de compost y cosméticos.
Explotaciones ganaderas para la alimentación de ganado caprino.
También se envían a la planta EDAR Copero de la empresa metropolitana de aguas Emasesa para la fabricación de compost o a la generación de electricidad a partir del gas generado.
Los naranjos del Alcázar y la corona inglesa
En los jardines del Real Alcázar de Sevilla existen 1.053 naranjos y 39 limoneros, cuya recolección es contratada anualmente a una empresa especializada –el presupuesto para esta campaña es de 17.837 euros–.
Otra de las característica de estos trabajos consiste en su fórmula: totalmente manual de forma que, insisten desde el Ayuntamiento, se «protege a los árboles de estos jardines históricos y de su entorno patrimonial».
Hace escasos años se recuperó la tradición de enviar una muestra de las naranjas amargas recogidas en este monumento sevillano a la Casa Real británica, tradición perdida y que hablaba del envío de naranjas amargas a la reina para la fabricación de mermelada. En 2023 será la primera vez que las reciba Carlos III, sucesor del trono del Reino Unido tras la muerte de su madre, la Reina Isabel II, el pasado septiembre.
La tradición de regalar naranjas del Alcázar de Sevilla a la familia Real británica se inició con el matrimonio entre el rey Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia de Battenberg, lo que hizo estrechar lazos con la familia real británica.
Aunque el furor por la naranja se remonta al siglo XVIII y al sentido práctico inglés. En sus campañas navales, los británicos descubrieron que consumiendo cítricos fermentados con azúcar evitaban el escorbuto, principalmente en las rutas marítimas por la costa oriental africana. Esta enfermedad, que provocaba fuertes hemorragias en los marineros, se debía a un déficit de vitamina C y y la naranja fermentada se convirtió en el mejor aliado, según apuntaba el profesor fallecido Rafael Valencia en este reportaje publicado hace unos años en ABC de Sevilla.
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