Los ingleses, preocupados por las naranjas del Alcázar de Sevilla

Ahora se desconoce si el nuevo rey, Carlos III, ha heredado la pasión de su madre por los cítricos. Pero desde luego los británicos parecen estar muy pendientes de que la «cosecha» de cítricos sevillanos esté en perfecto estado. Tanto que «The Guardian», uno de los principales periódicos de Londres se ha hecho eco del plan que tiene en marcha el Ayuntamiento para evitar la plaga que amenaza estos árboles frutales.

De hecho el rotativo británico recogía en su edición de pasado sábado un reportaje que, bajo el título «Seville's marmalade oranges under threat from deadly yellow dragon disease» se refería a la amenaza de la enfermedad del «dragón amarillo» que se cierne sobre estos frutales y la estrategia puesta en marcha por el Ayuntamiento para evitarlo.

«Las naranjas son para Sevilla lo que los cerezos en flor para Kioto», decía el texto británico haciéndose eco del programa que tiene el Ayuntamiento para evitar esa plaga que puede amenazar los 48.000 naranjos que hay en Sevilla pero que, según recalcan desde el consistorio, de momento se han librado de esa amenaza que ha devastado los cultivos de cítricos en Asia, América Latina y Estados Unidos. Y eso que la ciudad alberga 45.000 ejemplares en total, lo que representa el 25 por ciento del arbolado en el viario público.

El HBL (Huanglongbing) es una bacteria transmitida por insectos que causa la muerte progresiva de ejemplares por defoliación y sequedad, lo que ha provocado graves consecuencias en todo el mundo. 

Para luchar contra ello, el Ayuntamiento tiene desde hace tiempo un programa denominado «Life Citrus» que en realidad es un espacio de control preventivo de plagas en los naranjos y que se lleva a cabo en los Jardines de la Buhaira.

¿En qué consiste ese programa? Se trata de la plantación de «praderas tapizantes en las calles de un huerto de naranjos que fomente insectos polinizantes y otras especies auxiliares» frente a las que pueden transmitir esta bacteria, cuya presencia ya se ha detectado en algunas ciudades de España después de causar graves problemas en todo el mundo.

Es decir, se trata de introducir en las zonas de naranjos insectos y especies de control biológico de plagas ya que se comen a otros insectos y bacterias nocivas e incrementan la biodiversidad. Estas tareas de prevención anticipa soluciones a los problemas que se han identificado en otras ciudades de Europa y de España y manifiestan «el compromiso municipal con el medio ambiente y con estos ejemplares», según el Ayuntamiento. O lo que es lo mismo desde la casa consistorial siguen velando porque las naranjas que llegan a la mesa de la corte británica en forma de mermelada sigan teniendo la calidad de siempre.