entrevista
Lucha contra el Alzheimer desde el IBIS y prepara un musical: «España es un embudo a nivel científico, de cien investigadores sólo uno entra en el sistema»
El investigador onubense Nicolás Capelo lamenta que no se valore la ciencia como en Alemania y critica los elevados impuestos a las empresas farmacéuticas: «No se facilita económicamente la traslación de las investigaciones a los pacientes»
El joven científico andaluz que investiga el Alzheimer y ha sido trompetista con Raphael: «Que mi abuela lo tenga es un incentivo para mí»
El investigador y científico onubense Nicolás Capelo ya ha ganado varios premios por su labor de investigación en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), entre ellos uno del del Instituto de Salud Carlos III de Madrid (ISCIII), uno de los más prestigiosos de España. ... A esa labor científica reconocida, a la que llegó tras acabar sus estudios de Farmacia y Óptica, une su pasión por la música, heredada de su padre, un cantautor que se ganó la vida como comercial de un tanatorio a la vez que actuaba en conciertos y recitales de gran reconocimiento a nivel provincial. Capelo lleva el arte en sus genes y es un consumado trompetista que ha actuado en conciertos de Raphael o La Oreja de Van Gogh, entre otros artistas. En los ratos libres que le deja su laboratorio (quiere ayudar a frenar el Alzheimer que padece su abuela) prepara un musical tras sacar adelante uno inspirado en 'Miss Saigon'.
-En el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) hay científicos punteros en la investigación del Alzheimer y, especialmente, del Parkinson, como José López Barneo, fundador de este centro de investigación y muy reconocido por la comunidad científica internacional. ¿Cómo valoraría la labor del IBIS?
-La labor que se hace desde el IBI es admirable teniendo en cuenta, además, la escasez de recursos que tenemos ahora mismo en la ciencia, no solamente a nivel andaluz sino a nivel nacional.
-Ha viajado por Europa y ha trabajado en Alemania, entre otros países. ¿Cómo es la investigación en el resto de Europa?
-Yo he tenido la suerte de disfrutar de tres meses de estancia en Alemania. También he estado en Hungría y he podido ver los claroscuros de este sistema a nivel público. Y efectivamente hay una carencia si nos comparamos con el resto de países punteros de Europa. Pero aún así, desde aquí abogamos por una ciencia limpia, por una ciencia justa y por una ciencia pública, por supuesto, donde intentamos dar lo mejor de nosotros mismos, aún a sabiendas de que ni desde el punto de vista de los proyectos hay una remuneración como se espera, ni tampoco desde el punto de vista personal o profesional.
-¿En qué condiciones desarrollan su trabajo, en general, los científicos españoles?
-Los científicos españoles estamos bastante denigrados a este respecto y desgraciadamente tenemos que seguir luchando día tras día por nuestros derechos y porque se nos reconozca lo que estamos haciendo.
-¿A qué atribuye que la ciencia esté mejor valorada en otros muchos países de nuestro entorno?
-España prácticamente es un embudo a nivel científico. Entran 100 personas en el sistema a hacer la tesis, que es donde yo me encuentro ahora mismo, a las puertas prácticamente de la defensa, pero finalmente sólo se estabiliza prácticamente con un contrato indefinido una persona de esas cien. Es decir, el 1 por ciento. Esto es una verdadera pena.
-Muchos se tienen que buscar la vida en el extranjero.
-Incluso la propia normativa de las becas y los contratos predoctorales españoles promueven estancias fuera porque eso te da puntos para después volver, porque abre la mente, etcétera, etcétera. Pero sinceramente, desde mi humilde punto de vista, creo que estamos haciendo un flaco favor a la ciencia en España, puesto que estamos dejando escapar a muchas mentes prodigiosas y a gente con ideas maravillosas, simplemente porque no podemos sustentar este sistema científico tal y como se ha construido.
-Ahora se habla mucho del del gasto en defensa por el contexto geopolítico en el que está ahora mismo el mundo, pero se habla mucho menos del gasto en ciencia, que no crece.
-Para mí esto es una pena, realmente. Sin entrar a título político y defendiendo únicamente lo que a mí me concierne en el día de hoy, que es la ciencia, se prometió hace ya muchos años invertir un 2% del PIB en ciencia, lo cual es necesario para el perfecto desarrollo del país. Apostar por este tipo de terapias y este tipo de investigaciones, que son pragmáticas y que tienen una base traslacional fuerte, va a reforzar la unidad del país y por supuesto, el Estado y la salud de nuestros pacientes, que es lo que a mí verdaderamente me importa, especialmente como farmacéutico. Yo creo que esto hay que hay que hacerlo y tristemente no llegamos ni al 1,5%. Parece irrisorio si lo hablamos en términos absolutos, pero estamos hablando un 25% menos de lo que se presupuestó hace ya cinco o seis años. Entonces desde aquí, por supuesto, defiendo que ese PIB del 2% en algún momento llegue a alcanzarse.
-Está demostrado que los países más desarrollados son los que invierten más en ciencia, una inversión con un retorno económico constatable. ¿Es ignorancia lo que impide una mayor inversión o hay algo más de fondo?
-Yo creo que tenemos diversos problemas. Por supuestísimo, la falta de preparación de algunos de los asesores que pueden estar en las altas esferas políticas puede influir, pero yo veo que en Alemania, por ejemplo se apuesta mucho por el emprendimiento, cosa que en España no sucede con las tasas de impuestos que tenemos a día de hoy. Entonces si abogamos porque grandes y pequeñas empresas desde el punto de vista tecnológico, industrial, farmacéutico, se asienten en nuestro país, la ciencia pública funcionará porque desde ahí podemos hacer una parte traslacional. Nosotros publicamos un artículo, ellos lo ven como interesante y proponen un ensayo clínico , a partir de ahí, empieza la cadena de desarrollo de un nuevo fármaco, de una nueva terapia. Esto es un cambio y en España está muy acotado. Los centros punteros están en Madrid, en Barcelona y poco a poco en el Virgen de Rocío de Sevilla. Pero para que esto evolucione hace falta primero incrementar el gasto en el PIB y mantener a esas personas que de verdad dan sustento a la base científica del país. Y después, a posteriori, por supuesto, apoyar a esas empresas que podrían desarrollar esa serie de fármacos y que no se está haciendo ahora mismo porque apostamos, por ejemplo, por el turismo o, en menor medida, por la agricultura, la ganadería.
¿En Alemania no se machaca tanto a impuestos a las empresas como en España?
-No. Esto depende de cada país.
-España crece a un ritmo superior al del resto de Europa desde hace varios años. ¿Eso se nota en la ciencia?
-Desgraciadamente, no. Por mucho que se hable de que la economía va al alza, desgraciadamente en ciertos estratos de la sociedad, como por ejemplo el científico, no se está apostando ni privada ni públicamente por darnos ese refuerzo y ese soporte que verdaderamente necesitaríamos.
-Tiene 29 años. ¿Cuánto puede cobrar un científico de su edad en España?
-Mi cronología completa pero muy abreviada son seis años de grado porque yo hice una doble titulación de Farmacia y Óptica, luego un año de máster, en mi caso investigación biomédica. Luego, cuatro años de tesis como mínimo, porque son los que normalmente te financian. Y ahí es donde entra el grueso de las personas al sistema, pero después empieza a disminuir como comentaba en la metáfora del embudo. A posteriori te piden un postdoc que suele durar entre tres, seis y diez años en el extranjero para adquirir los méritos suficientes para después aplicar a una beca que tenga estabilización. Efectivamente, algunos son asociados a un proyecto, como por ejemplo Cajal, que aquí tenemos varios (en el Instituto de Biomedicina de Sevilla) pero son muy competitivos y muy complejos. Entonces al final la carrera se puede extender con un poco de suerte, con una beca súper competitiva y con un currículum brillante a nivel Newton, Einstein, a como mínimo los cuatro años de tesis más cuatro años de postdoc. Es decir, unos ocho años para conseguir una plaza de contratado doctor, que es lo mínimo de la escala en la universidad. No sé cuál es el paralelismo en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), por ejemplo, pero después desde ahí tienes que seguir creciendo, tienes que seguir publicando, dando clase, teniendo méritos de gestión, etcétera, etcétera, etcétera. Y para eso tenemos una agencia evaluadora que se llama ANECA.
-¿Y cuánto puede cobrar un ayudante doctor?
-A mí me quedarían todavía cinco, seis, diez años para llegar a eso. O sea, imagina el problema de llegar con 40 años a la estabilización. Es bastante triste y la verdad es que no da ninguna esperanza. Lo que cobra un ayudante doctor está rondando, si no me equivoco, los 1.800 euros al mes, que es aproximadamente unos 200 ó 300 euros más de lo que cobra un becario, aunque gracias a Dios ya no son becas sin contratos. Hemos ido progresando en ese sentido.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras