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Vivir con lupus: «A pesar de lo devastador de la enfermedad, poco a poco me hago amiga de mi 'lobo'»

Esta enfermedad autoinmune provoca erupciones cutáneas, fatiga recurrente, sensibilidad al sol o problemas de coagulación de sangre. No hay dos casos iguales, y el día a día puede ser un infierno

La terapia celular que ha revolucionando el cáncer llega al lupus

Jessica muestra las erupciones cutáneas que le provoca el lupus Ana Nance
Javier Palomo

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Alicia (nombre ficticio) llegó a su casa y de golpe se desmayó. Fue el primer indicio de que su propio cuerpo conspiraba contra ella. Sus órganos empezaron a fallar: la médula, los pulmones, el corazón… Extenuada y débil, bajó muy rápido de peso y ... empezó a perder visión; se le caía el pelo y le salió una erupción en la piel. «Tras un mes y medio de pruebas y de haberlo confundido con otras enfermedades, llegó el diagnóstico: lupus eritematoso sistémico». Alejandra tenía un brote severo, pero llevaba arrastrándolo, sin saberlo, desde hacía años. «Entonces tenía 21 y quería comerme el mundo. Mi cabeza me pedía un ritmo, pero mi cuerpo no podía seguirlo», recuerda. Ahora, a los 30, muestra entre sus tatuajes un lobo (lupus significa 'lobo' en latín), la palabra 'resiliencia' y un punto y coma. «Representa un bache que te obliga a parar, pero no para siempre. Para mí significa superación».

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