COVID-19
«Hay que tener sobre la mesa todas las opciones: vacunas y medicamentos»
Un fármaco antiparasitario puede reducir la replicación del SARS-CoV-2 al interferir la entrada del virus en las células y ser eficaz para la covid-19
R. Ibarra
Un fármaco barato, seguro y libre de patente puede sumarse a la escasa lista de fármacos que tienen algún efecto sobre la covid-19. Un pequeño estudio piloto realizado por investigadores españoles de liderado por la Clínica Universidad de Navarra y el Instituto de Salud Global de Barcelona ... (ISGlobal) sugiere que la administración temprana de ivermectina puede disminuir la carga viral y la duración de los síntomas en pacientes con covid-19 moderada, lo que podría ayudar a reducir la transmisión del virus.
Los datos del estudio, publicado en «EClinicalMedicine» , «justifican la realización de ensayos clínicos a mayor escala», señala Carlos Chaccour, investigador de ISGlobal y médico de la Clínica Universidad de Navarra que ha coordinado el estudio.
Con la ivermectina se han vivido «dos extremos», comenta Chaccour: «desde que no servía para nada al no tener efectos hasta su uso de forma indiscriminada en América Latina en los primeros momentos de la pandemia. Nosotros hemos buscado un término medio».
A pesar de que ya hay vacunas aprobadas contra la covid-19, se necesitará un mínimo de dos o más años para inmunizar a un porcentaje suficientemente alto de la población mundial y detener la propagación del virus. Mientras tanto, es necesario encontrar fármacos capaces de tratar o prevenir las infecciones, destaca este investigador. «En esta situación hay que tener todas las opciones encima de la mesa: vacunas y fármacos». No hay que olvidar que, «a la espera de una inmunización global, muchas personas van a necesitar fármacos cuando desarrollen la enfermedad».
«a la espera de una inmunización global, muchas personas van a necesitar fármacos cuando desarrollen la enfermedad»
De ahí el origen de este ensayo piloto llevado a cabo en 24 pacientes con infección confirmada y síntomas moderados. «Queríamos evaluar si la dosis máxima de ivermectina aprobada en Europa puede tener un impacto sobre la transmisión del virus, si se administra rápidamente tras la aparición de síntomas», explica Chaccour . Porque, como repite, «en un situación en la que no hay otras alternativas, no podemos descartar nada y debemos explorar todas las opciones posibles».
La ivermectina es un fármaco antiparasitario que, según se ha demostrado en células in vitro, puede reducir la replicación del SARS-CoV-2, aunque a concentraciones mucho más elevadas que las recomendadas para uso humano. Esto, junto con los resultados de un estudio preliminar en humanos, que usó datos de origen dudoso y que nunca se publicó en una revista científica, hizo que la ivermectina comenzara a usarse en muchos países de América Latina a pesar de la falta de evidencia fiable sobre su eficacia en prevenir o tratar la infección.
«El problema que no encontramos aquí es que no se hizo un seguimiento de estos miles de pacientes para llegar a una conclusión clara sobre la eficacia de la ivermectina», comenta el investigador.
En el estudio se administró una sola dosis de ivermectina o placebo a los 24 pacientes en las 72 horas tras los primeros síntomas.
Y, apunta Chaccour, aunque los resultados no muestran ninguna diferencia en el porcentaje de pacientes positivos por PCR al cabo de 7 días postratamiento (el 100% de los pacientes era positivo en ambos grupos), si se observó en el grupo tratado con ivermectina que la carga viral mediana era menor y que había reducción en la duración de algunos síntomas, especialmente en la pérdida del olfato y el gusto.
Además, todos los pacientes desarrollaron anticuerpos IgG frente al virus los que «podría ser el reflejo de una menor carga viral en estos pacientes».
El hecho de que no hubo diferencias en la duración de síntomas o marcadores asociados a la inflamación sugiere que la ivermectina puede estar actuando por medio de otro mecanismo que no tiene que ver con un posible efecto antinflamatorio. Este equipo propone que podría estar interfiriendo con la entrada del virus en las células, como sugiere un estudio en hámsteres realizado por el Instituto Pasteur.
Justifican la realización de estudios clínicos controlados a mayor escala y con una mayor diversidad de pacientes
Para Chaccour , estos resultados, que van en la misma línea que los de ensayos recientes en Bangladesh y Argentina, «en conjunto, nos dicen que se debe explorar este efecto sobre la enfermedad» y «justifican la realización de estudios clínicos controlados a mayor escala y con una mayor diversidad de pacientes». De hecho, adelanta que participan en un estudio, ya en marcha, con cerca de 200 pacientes.
«No se puede ‘matar’ a un medicamento cuando no hay otra solución», concluye este experto que ha visto «retrasados» sus proyectos en malaria, enfermedad que infecta cada año a 200 millones de personas en todo el mundo y causa la muerte a cerca de 400.000.
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