Un sumiller prueba todas las cervezas sin alcohol y opina sin filtro: su veredicto de Cruzcampo, Heineken y resto de marcas

De esta tendencia se dieron cuenta las grandes cerveceras hace décadas, y desde entonces han intentado desarrollar versiones cada vez más fieles de sus productos, pero sin alcohol. Estos intentan ofrecer la misma experiencia que una cerveza normal, aunque muchas veces reciben críticas por no conseguir imitar del todo el sabor original. Entonces, ¿vale la pena? ¿Cuál es la mejor marca?

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Jorge Herrero

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Sobre este tema ha hablado Pascual Ibáñez, un popular consultor de alimentos y bebidas y profesor de cata, que en una de sus últimas publicaciones de Instagram ha probado seis de las principales marcas de cerveza sin alcohol y ha dictado sentencia.

La primera que prueba es la de Cruzcampo, cuyo aroma le recuerda al boniato o camote asado. En boca, la describe como una cerveza ligera, con un ataque dulzón, un amargor leve y un final algo corto. Una opción sencilla, fácil de beber, pero con poca profundidad.

Luego llega el turno de la Free Damm, que Ibáñez considera la más parecida a la cerveza convencional. Su aroma es neutro pero más limpio que el de la anterior, y en boca ofrece un ataque más amplio, con un punto dulzón y un amargor moderado. No destaca por su intensidad, pero logra un equilibrio más logrado.

La tercera en ser catada es la San Miguel 0,0, que destaca inicialmente por una espuma más blanca y atractiva. Sin embargo, en nariz aparecen notas a vegetal cocido y algo metálicas, que también se repiten en boca. El resultado es una cerveza corta y dulzona que, para el especialista, no convence.

En otro vídeo, Ibáñez analiza la Heineken 0,0, cuya espuma define como relativamente atractiva. El aroma tiene toques herbales y apenas un matiz vegetal. En boca, se muestra fresca, limpia y con un amargor moderado bien conjuntado, lo que le da una buena puntuación dentro del conjunto.

La penúltima en la lista es la Estrella Galicia 0,0, con un perfil aromático especiado y un toque a cuero que desconcierta al experto. Aun así, en boca mejora notablemente: tiene redondez, un amargor moderado y un cierto equilibrio que le otorgan personalidad. Cierra la cata con la Ambar sin alcohol, que en nariz ofrece tonos dulces, fruta madura y caramelo. En boca es suave, redonda, algo dulzona y con un amargor leve, pero bien integrado.