Uno de los errores más comunes es el uso de este electrodoméstico para calentar agua y leche, una práctica muy común que puede acarrear diferentes riesgos para la salud. Por ejemplo, se estima que calentar la leche en el microondas puede ocasionar la pérdida de hasta la mitad de ciertos nutrientes esenciales, incluyendo una reducción de hasta un 40% de la vitamina B12. Estos efectos derivan no solo de la alta temperatura alcanzada sino también del método de calentamiento, que puede alterar las propiedades físicas y químicas de los líquidos.
Por otro lado, calentar agua en el microondas conlleva el riesgo de sobrecalentamiento. Este fenómeno ocurre cuando el agua se calienta más allá de su punto de ebullición sin formar burbujas; es decir, el líquido se calienta sin signos visibles de hervor. Cuando esto sucede, el agua puede parecer más fría de lo que está y, al ser perturbada —por ejemplo, al introducir una cuchara o al mover el recipiente—, puede provocar una erupción repentina de agua hirviendo, causando graves quemaduras.
El peligro no termina ahí, pues tanto el agua como la leche pueden, bajo ciertas condiciones, 'explotar' al ser retiradas del microondas. Esto puede suceder si se utilizan recipientes inadecuados o si los líquidos se calientan durante demasiado tiempo, acumulando presión interna. Además, en el caso del agua, la producción de vapor puede ser tan abrupta que cualquier mínima vibración o movimiento resulta en que el agua hirviendo se proyecte violentamente hacia fuera del recipiente.
Por último, calentar la leche en condiciones inapropiadas puede fomentar la contaminación bacteriana, particularmente si se utiliza un recipiente no apto para microondas o que no ha sido adecuadamente limpiado. Esto no solo representa un desperdicio del producto al derramarse, sino que también puede constituir un riesgo para la salud.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete