Gonzalo Bernardos, sobre los riesgos de la inversión en oro: «Estamos ante la mayor imprevisibilidad que hemos conocido»
Con el aumento del coste de vida, muchos ahorradores han encontrado en el oro un refugio para proteger su patrimonio
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Iniciar sesiónDurante los últimos años, con el aumento del coste de vida y unos salarios cada vez más estancados, muchos ahorradores han encontrado en el oro un refugio para proteger su patrimonio. El problema es que una parte de esas personas suelen estar más influenciadas por ... modas que por la comprensión real del activo, lo que puede acabar generando pérdidas cuando llegan las turbulencias o falta paciencia. Pero ¿sigue siendo el oro una buena inversión?
Sobre este tema ha hablado recientemente el economista Gonzalo Bernardos, conocido por su presencia constante en medios y tertulias económicas. En una charla en Finect Talks, de Abanca Inversiones, el profesor analizó el rally alcista del oro, el papel que juegan las modas de inversión y qué criterios deberían seguir los ahorradores para no caer en los mismos errores que se repiten una y otra vez.
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Al principio de su intervención, Bernardos pone el foco en que el oro no es el único activo refugio, y que de hecho comparte ese trono con otros dos que están fuertemente relacionados: el primero, la deuda pública estadounidense —«a la que Trump se la ha cargado»—; y el segundo, el dólar. Históricamente, explica, oro y dólar han mostrado una correlación inversa bastante clara: cuando uno funciona especialmente bien como refugio, el otro pierde brillo.
¿Cómo se explica entonces la subida casi vertical del oro en estos últimos dos o tres años? Bernardos lo resume en tres factores combinados. Primero, la enorme cantidad de dinero creada por los bancos centrales desde la pandemia, que ha inflado la liquidez global. Segundo, que esos mismos bancos centrales han empezado a comprar más oro para reforzar sus reservas. Y tercero, un clima de «incertidumbre bárbara» que obliga a muchos inversores a refugiarse allí donde aún ven estabilidad.
Con esos ingredientes —más dinero, más compras institucionales y más miedo—, el oro se ha disparado. Para Bernardos, no hay que buscar explicaciones más complejas: cuando los otros refugios tradicionales pierden fuerza, el oro absorbe buena parte de esa demanda. Y eso es exactamente lo que ha pasado.
¿Cuál es el techo del oro?
Ahora bien, ¿tiene recorrido? Aquí el economista es mucho más prudente. A su juicio, el oro está «muy caro» y su continuidad al alza dependerá en gran medida de cuándo vuelvan a fortalecerse los otros dos activos refugio: el dólar y la deuda estadounidense. ¿Volverán? Sí, dice Bernardos, pero no de inmediato.
El problema de fondo, para él, es que vivimos en «la mayor imprevisibilidad del siglo XXI». Y en un entorno así, cualquier previsión se vuelve más frágil.
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