Boticaria García advierte del riesgo de comer con el móvil: «Así empieza el descontrol»
Ya hay más smartphones que personas en los países industrializados, y se han normalizado actitudes con las que generaciones pasadas se llevarían las manos a la cabeza
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Los españoles están hiperconectados a internet, sobre todo a través del teléfono móvil, ya que cerca de la mitad de la población está conectado de forma activa de forma casi constante, pero una proporción muy similar -el 40 %- siente ya que pasa demasiado tiempo ... frente a los dispositivos.
Hay más teléfonos móviles que personas en los países industrializados. Y cada vez el smartphone está más presente en los momentos de nuestra vida, ya sean importantes o no. Se ha normalizado actitudes con las que generaciones pasadas se llevan las manos a la cabeza.
Si ya vemos a quienes pasean al perro sin levantar la mirada de la pantalla, ni qué decir tienen los que se sientan sobre una mesa con personas y no les hacen ni el más mínimo caso.
Conductas que se ven con frecuencia y dinámicas con la tecnología que nos hace ser menos productivos, acostarnos más tarde, perder la atención de forma continua e incluso engordar. Sí, como lo leen. Y es que el uso abusivo del móvil genera además de efectos nocivos para la salud mental, también interviene en nuestra ganancia de peso.
Por qué es un riesgo para la salud mirar el teléfono móvil mientras se come
Es precisamente esa distracción la que hace que no prestemos atención a quienes están a nuestro alrededor. Tampoco a lo que comemos ni a lo que bebemos. La multitarea durante las comidas no solo afecta la calidad de la alimentación, sino también a nuestra relación con la comida y con el propio acto de nutrirnos.
En este contexto es en el que Boticaria García - doctora en Farmacia y experta en Nutrición -puso el foco durante su intervención en el programa 'Y ahora Sonsoles'.
«Cuando llevamos un ratito comiendo ya, comemos y, en función de si estamos viendo el móvil mientras comemos, no mandamos señales al cerebro de que estamos comiendo», explicó en el programa de Atresmedia.
El resultado es claro: el cuerpo recibe comida, pero el cerebro no se entera. ¿La consecuencia? se desactiva la señal de saciedad y el ciclo de hambre sigue activo. «Así empieza el descontrol», afirma la experta. Algo que además corrobora un reciente estudio de la Universidad de Kioto (Japón), que expuso que los jóvenes que utilizaban sus dispositivos mientras comían aumentaron, en promedio, tres kilos más que los que no.
Lo mismo ocurre con un estudio de la Unidad de Nutrición y Comportamiento de la Universidad de Bristol (Reino Unido), que concluye que la falta de atención plena a lo que se está haciendo hace que no se sea consciente de la cantidad de alimentos que se están tomando. Otro dato que se desprende del estudio citado es que tampoco se prestará atención a la hora de masticar por lo que los alimentos llegan al estómago menos triturados de lo que deberían. Al llegar los alimentos en este estado, el aparato digestivo tendrá que trabajar más y por lo tanto, las digestiones serán más pesadas.
Alimentación consciente y cerebro
«En un entorno ideal, las células grasas -los adipocitos- liberan hormonas que ayudan a equilibrar el sistema tras una comida, pero cuando el cerebro no registra esa ingesta como tal, no se activa la respuesta natural de finalizar de comer, explica la divulgadora científica.
El problema no reside únicamente en las distracciones tecnológicas. Factores como el exceso de azúcar en la dieta y el estrés crónico también tienen un efecto negativo sobre el hipotálamo, la región cerebral encargada de regular el apetito.
«Cuando tenemos azúcar en la glucosa del sangre y en el cerebro, tenemos un equilibrio y todo funciona bien. Pero, ¿qué ocurre si vamos poniéndole más azúcar? Se descompensa y nuestro cerebro le dice: come más, come más, come más», cuenta García, que propone guardar el móvil y dejar de responder audios en el momento de la comida para tener una alimentación consciente con seguridad: «Poner todos nuestros sentidos a la hora de comer ayuda a generar señales de saciedad».
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