Archie, el bebé milagro de Reino Unido

A pesar de que el embarazo iba bien, Sheree Murray, su madre, rompió aguas en la semana 25 y cuando el bebé solo pesaba 765 gramos. Al ser tan prematuro, nació en parada cardíaca y los médicos tuvieron que reanimarlo durante 40 minutos . Su padre, Robert Edwars, lo recuerda como uno de los momentos en los que más miedo sintió en su vida: «No encuentran el latido, pensé que había perdido a mi primer hijo».

Después, lo llevaron a la incubadora donde se quedó durante cuatro días. Durante este tiempo, sus padres no pudieron ir a visitarlo, por eso el momento en el que por fin pudieron darle la mano a través de las paredes de la incubadora fue «el más mágico» . Sin embargo, este era solo el principio.

A las cinco semanas de nacer, mientras seguía ingresado en el Hospital General de Burnley. Sheree y Robert recibieron el segundo golpe: Archie sufrió una sepsis provocada por una infección de E. Coli. Fue en este momento cuando los médicos, comenzaron a aplicarle tratamientos más fuertes y a realizarle más pruebas, lo que se terminó convirtiendo en el tercer susto al comprobar que el pequeño también daba postivo en Covid-19 . Al relatarlo, su madre recuerda sentirse acabada, «este virus asesino se estaba apoderando de las personas más sanas y mi bebé estaba tan mal».

Archie fue trasladado de urgencia a la UCI donde tuvieron que intubarlo y dejarlo en cuarentena durante 15 días. Para sus padres fue desgarrador no poder estar al lado de su hijo. «Sus pulmones se estaban volviendo blancos, y honestamente pensamos que lo perderíamos en esos días» . Estábamos muertos de miedo». Robert Edwars cuenta que durante este tiempo la empatía de las enfermeras neonatales resultaron un pilar básico tanto para poder llevar la situación, como en la recuperación de su hijo.

La fecha de nacimiento de Archie estaba pensada para el 14 de marzo de 2021. Actualmente los médicos estiman que será para entonces cuando pueda salir del hospital. Mientras, Sheree y Robert hablan de su hijo como un luchador nato y se sienten los padres más orgullosos del mundo. Cuando pudieron volver a verlo tras la cuarentena fue como «estallar de felicidad».

Siguiendo los protocolos Covid del centro, esta joven pareja se turna para poder estar con su pequeño guerrero que ahora está sano y ya pesa 1,36 kilos.