real madrid
Illarramendi se tumba en el diván de Zidane
El francés habla con el donostiarra, muy presionado por su cambio de aires
josé manuel cuéllar
Lesiones por estrés. Los médicos del Madrid achacan las dolencias musculares de Asier Illarramendi a la ansiedad que tiene tras haber llegado al Real. Ayer saltó al campo por primera vez desde que se lesionara para entrenar con el grupo, pero los doctores están casi ... seguros de que no podrá participar en la gira norteamericana.
Fue en el segundo entrenamiento con el Madrid en Valdebebas cuando empezaron sus problemas al sufrir una sobrecarga. Tuvo que permanecer varios días en el dique seco, pero logró recuperarse para disputar la segunda parte ante el Bournemouth. Luego fue titular ante el Lyon en el estadio de Gerland. Sin embargo, tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 34 al resentirse de sus molestias. Ancelotti no pudo contar con él para el encuentro en Goteborg ante el PSG y se quedó en Madrid realizando trabajos de recuperación. Luego fue a la gira, pero los médicos dicen que tiene demasiada presión y eso repercute en sus lesiones musculares.
En los últimos días Zidane ha estado hablando con él para sacarle la presión de encima. Zizou está siendo fundamental en la recuperación de los jugadores. Ya lo fue para que Benzema rindiera al máximo y lo consiguió hasta que Mourinho le sacó del grupo y Karim volvió a hundirse. Ahora, ese trabajo de mentalización lo está realizando con Illarramendi que, además, se está apoyando en su gran valedor en el vestuario, Xabi Alonso, al que consultó para fichar por el Madrid. El de Tolosa le dijo que se dejara asesorar por sus representantes y, sobre todo, hablara con su familia. Alonso sabía que el de Motrico es un jugador muy apegado a su casa, y quizás eso forme parte del problema que está pasando.
Hay que contemplar la situación dando dos pasos atrás y viendo de dónde viene Asier, un chico muy de su casa, aferrado a su gente, a su pueblo (cinco mil habitantes) y a sus amigos. A pesar de tener que ir continuamente a Zubieta, Illarramendi prefirió seguir viviendo en su tierra natal aunque tenía que recorrer 50 kilómetros diarios para ir a entrenarse.
Junto a Iñigo Martínez, su gran amigo, lo estuvo haciendo durante años y de repente, casi sin aviso, le han sacado de su casa y de su entorno. Illarra es hijo de un mecánico en una empresa de bombas de fluidos y de un ama de casa. Muy apegado a su pueblo, Asier está acostumbrado a una vida familiar, a ir con sus amigos y a entretenerse cocinando, dándole a los vídeo juegos y, sobre todo, jugando al ajedrez, que es su gran pasión.
Aparte de eso, la pasión de Illarra son sus abuelos y, sobre todo, las lentejas y las croquetas que le hace su abuela, verdadera alma mater de la familia. Le gusta jugar al bingo en casa, al mus y a la pocha, todo muy con los suyos y con poco mundo exterior. El chico es estudiante de Magisterio, le encanta enseñar y en el futuro piensa ser maestro de escuelas. Es, además, amante de pasear por los prados, de escuchar el silencio y de recostarse en un prado junto a un árbol leyendo.
De repente su escenario ha cambiado de forma brutal, se ha visto envuelto en una vorágine de celebridad, flashes, viajes, estrellas del rock and roll alrededor y, sobre todo, de muchos millones de euros.
Los 39 millones pagados por él le pesan en la cabeza. Y junten mota de polvo con mota de polvo y tendrán un muro de cemento. Al jugador le está costando bastante el cambio de aires y por eso Zidane no ha dudado en reunirse con él y calmarle. Para Illarramendi, como para todos los jugadores del Madrid y su afición, Zizou es un ídolo. De hecho fue su llamada la que le decidió a fichar por el Madrid, más incluso que la de Florentino o los consejos de Xabi Alonso: «Cuando te llama Zidane es difícil no aceptar. Si uno de los mejores jugadores de la historia te dice que te quiere, ¿quién es el guapo que le dice que no?», comentó el jugador en su momento.
Illarramendi ya se ha recuperado y ha empezado a entrenarse. Su problema es una pescadilla que se muerde la cola. Tiene tantas ganas de demostrar lo que vale, tantos nervios por hacerlo, que esa ansiedad le come y le produce una tensión innecesaria. Ve que está rodeado de figuras estelares y piensa que cada minuto que pasa es una oportunidad perdida. Pero Zizou estaba al quite. Su apuesta es una apuesta de futuro, de años, y nadie duda de que él, como el señor Anderson en Matrix, es el elegido para suplir a Alonso.
Para el resto hay soluciones. Ya ha pensado que en los días libres subirá a Motrico para que su abuela le siga cocinando, ver a sus amigos y, por unas horas, seguir estando en su verdadero paraíso. Todo tiene remedio.
Illarramendi se tumba en el diván de Zidane
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