Llega a Antena 3 la revelación británica, «Downton Abbey»

La serie favorita de Esperanza Aguirre empieza con el hundimiento del Titanic

V. MASSIMMI

La serie revelación del 2010 en Reino Unido llega a España a través de la pantalla de Antena 3. La nueva apuesta de ficción de la cadena, que será emitida en prime time (22.00), se estrena hoy después de su rotundo éxito en la ... televisión británica.

La serie, que ya ha despertado la admiración de críticos, blogueros, amantes de la televisión y hasta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, comienza en 1912 con el hundimiento del Titanic. La familia Crawley, protagonista de la historia, encarnará el lujo y la riqueza de Downtown Abbey. Hugh Bonneville y Elizabeth McGovern interpretan a los condes de Grantham, un matrimonio con tres hijas: Lady Mary, la orgullosa, Lady Edith, la envidiosa y Lady Sybil, la rebelde.

Los Grantham, que gozan de un gran patrimonio y prestigio, deberán buscar un heredero para su fortuna, puesto que las normas de la época prohíben que ninguna mujer sea heredera y quien iba a serlo ha muerto en el Titanic. Matthew, un primo lejano del conde, será el elegido y se instalará en la magnífica abadía con su madre Isobel (no es una errata), lo que creará un ambiente de recelo, desconfianza y temor en la familia. La primera que se opondrá a que un desconocido sea el heredero es Violet, la condesa viuda de Grantham (interpretada por Maggie Smith) y madre de Robert, una mujer con una gran personalidad que mueve todos los hilos de Downton. Según Smith, es una mujer «obstinada, inmensamente orgullosa, apasionadamente leal a su hijo Robert e insufrible para su nuera».

Un séquito de mayordomos, doncellas, cocineros y chóferes sirve a los condes en una dinámica en la que mezclan sus deberes con sus deseos. Los convulsos años que precedieron a la I Guerra Mundial serán el escenario de esta ficción que mostrará las tramas desde la óptica de una familia acaudalada y desde la de sus sirvientes, permitiendo al espectador comprobar cómo en una sociedad tan estratificada las diferencias no residen en el estatus social sino en la cualidad humana personal.

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