Jeremy Allen White desnuda el mito de Bruce Springsteen: «Hay una epidemia de soledad en el mundo»
El actor de 'The Bear' aprendió a tocar la guitarra y la armónica, a cantar y a hablar como The Boss para rendir cuentas con el pasado de «la conciencia de América» en 'Springsteen: Deliver me from nowhere'
'The Bear': Oxitocina, epidural y tu madre
Madrid
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Iniciar sesiónDecía Bruce Springsteen en 'Sad Eyes' que los ojos tristes nunca mienten y, quizás por eso, para contar uno de los momentos más importantes de su vida, el de la grabación del álbum 'Nebraska' en los ochenta, el cantante confió a Jeremy Allen White ... la tarea de ser él mismo antes de convertirse en el icono que fue justo después con 'Born in the USA'. El actor de 'The Bear' tiene los ojos tan azules como tristes, además de una brutal capacidad para contar sin palabras lo que duele cargar con un alma rota, pero para arrancar toda la honestidad de los acordes de The Boss en 'Springsteen: Deliver me from nowhere' tuvo que ponerse lentillas. También aprendió a tocar la guitarra, a cantar, a romper su voz por algo más que las penas, que arrastra con el mismo estilo rockero que el cantante. «Todos conocemos la voz de Bruce hoy, o en los últimos diez o veinte años, pero era diferente en aquel momento. Springsteen es archiconocido, sabía que arriesgaba si lo imitaba, que no le haría justicia ni a él ni a su historia, así que intenté encontrar el equilibrio entre mi propio papel y el reflejo de Bruce durante ese periodo de tiempo», desvela White, que inauguró este martes en Madrid la gira promocional de la película dirigida por Scott Cooper, que se estrena en cines el 24 de octubre.
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Lucía CabanelasPara lograr ese equilibrio tuvo que meterse más en sí mismo, algo a lo que tiene acostumbrado al público en los últimos años. «Si eres artista o alguien famoso y no tienes un buen concepto de ti mismo, la opinión pública puede dictar la forma en que vives tu vida y eso puede ser muy confuso, puede generar muchas dudas y dar miedo. Es una sensación con la que estoy familiarizado y creo que es lo que le sucedió a Springsteen en esa etapa de su vida», cuenta a ABC el intérprete, meditando cada palabra, bajando la mirada para escurrir el juicio de los focos. «A veces pienso en el encasillamiento, pero no creo que Carmy –su personaje en la serie 'The Bear'– y Bruce sean tan parecidos como para caer en eso. Sí son hombres en momentos solitarios de su vida en los que les cuesta comunicarse con el mundo, y en los últimos años sí he hecho varios papeles así, pero es que veo que hay una corriente. Por algún motivo estamos contando estas historias, hay una epidemia de soledad en el mundo», analiza Jeremy Allen White.
Un antibiopic
En cierto modo, 'Springsteen: Deliver me from nowhere' es un antibiopic. No ensalza la figura de quien es considerado el alma de Estados Unidos, el cantante obrero, el verdadero representante del sueño americano, sino que lo baja a los infiernos y lo encierra en sí mismo para sacar la verdad única que suelen evitar de cara al público las estrellas. Lo hace de la misma forma en que el propio Springsteen grabó en 1982 su disco acústico en una habitación de su casa de Nueva Jersey, de forma cruda y evocadora, sin la E Street Band, en un casete de cuatro pistas.
Ahí, Springsteen se reconciliaba con su pasado, con la figura de su padre, consigo mismo, del mismo modo que a través de su historia, de su figura, la película pretende volver a unir a un país fracturado. «Estados Unidos está roto en este momento. Hay mucha gente desilusionada, que necesita más conexión, menos política, que prefiere que hablemos y escuchemos más para entendernos todos mejor. Hay muchas personas desesperadas que luchan por alcanzar el sueño americano y no llegan y Bruce Springsteen siempre ha sido la conciencia de América y hablado con todos nosotros», asegura el director, que reconoce que quería «evitar el icono, huir del mito» y honrar al cantante, que ya había rechazado que se hiciera una película de su vida en los ochenta.
Para eso, admite, Jeremy Allen White era la persona correcta: «Veo la misma fisicidad entre el Bruce de 1981 y 1982 y Jeremy Allen White. Jeremy tiene una vulnerabilidad, una intensidad y una capacidad de relacionarse que encajaba con esta época tan dolorosa y solitaria para Springsteen y sabía que podía contar eso sin ningún diálogo. Lo que no sabía es que cantaría tan bien como lo hizo, ni tampoco que tocaría la guitarra o la armónica tan bien».
El icono bajó a la tierra
Cuando le ofrecieron el proyecto a Cooper, le enviaron un email en el que le preguntaban si era fan de 'Nebraska'. «Respondí: '¿Quién no? Es uno de los mejores álbumes de los últimos 50 años'». Y eso bastó para adaptar el libro homónimo de Warren Zenes. Jeremy Allen White, sin embargo, tuvo que conocerlo. «Antes de grabar, me llevó en autobús a Freemont (Nueva Jersey), donde creció. Visitamos el lugar donde estaba su casa, fuimos a su colegio, estuvimos donde pasaba tiempo de pequeño. También me invitó a pasar tiempo con su familia», cuenta. Y ya no pudo resistirse.
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