Crítica de 'El día de la bandera': Indicios de catarsis entre Sean Penn y su hija Dylan
La historia que se cuenta está basada en la novela autobiográfica de la periodista Jennifer Vogel, unas apasionadas memorias sobre la relación especial que mantuvo con su disperso y marginal padre
Dylan Penn y Sean Penn , en 'El día de la bandera'
Sean Penn es un hombre con reputación, a veces de gran actor, en ocasiones de director con pegada y otras, en realidad muchas, de tipo complicado y de enorme carácter (es decir, mal carácter). No suele hacerse un hueco como protagonista de las ... películas que él mismo dirige, tal vez porque el director no soporte al actor, o el actor no soporte al director, pero, en esta ocasión, la historia que cuenta solo tiene sentido teniéndolo a él allí, como personaje principal, aunque la auténtica protagonista, la dueña de la mirada al relato es su propia hija , Dylan Penn, de treinta años de edad e hija también de la actriz Robin Wright.
La historia que se cuenta está basada en la novela autobiográfica de la periodista Jennifer Vogel, unas apasionadas memorias sobre la relación especial que mantuvo con su disperso y marginal padre. La película tiene esa estructura y ese tono en el que se mezclan tiempos, sentimientos y nostalgias, muy centrada en momentos de la infancia y en el arrastre hasta la madurez de emociones, frustraciones, encuentros, engaños, reencuentros y decepciones entre padre e hija. Y es evidente que Sean Penn ha volcado ahí toda su capacidad para encontrar lírica en la vida áspera de ese hombre difícil, violento, encantador, estafador, mentiroso y uno de esos perdedores de manual con gran encanto mientras pisa la zona soleada de la frontera.
La impresión es que Sean Penn ha puesto en esta película una gran parte de sí mismo y que ha volcado los líquidos de la química familiar en ella (ahí está también su hijo Hopper Penn), como si le debiera a sus hijos un simbólico manojo de justificaciones sobre sus propias vidas, lo cual convierte a 'El día de la bandera' no en una gran película, pero sí en algo con el valor de lo íntimo y, tal vez, purificador. En ese sentido tiene gran importancia la interpretación de Dylan Penn, pues todo lo vemos a través de sus ojos y es quien le otorga al personaje del padre todo lo que tiene de desastroso, encantador y decepcionante, una interpretación pasiva, sentida, silenciosa y elocuente, que además se la ofrece al espectador con agradables síntomas físicos y un aire general heredados de su madre.
No debiera reprochársele mucho al director todo el torrente sentimental con el que se enfrenta a esa historia, ni tampoco el uso (incluso el abuso) de elementos visuales y musicales con un exceso de carga bucólica: trata de explicarse y probablemente más a él que a su personaje, John Vogel, y explicar también un paisaje, un estado de ánimo y una melancolía de individuo y de nación; y tal vez no encuentre esa tecla que lo toca todo a la vez ( 'la tecla Malick' ), pero el exceso de afectación no desbarata la buena intención de Penn por parecer profundo y sincero. No ha tenido buena conexión este director con los admiradores de su cine en sus dos últimas películas (la anterior, 'Diré tu nombre' , con Charlize Theron y Javier Bardem, resultaba mucho más artificiosa), aunque no les resultará difícil conectar con ella, en momentos y en matices, a aquellos que no sientan especial simpatía por ese tipo correoso y de traza algo canalla que es Sean Penn .
Ver comentarios