Las críticas de las películas de la cartelera

POR E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

La habilidad descriptiva y el talento cinematográfico de Oliver Stone atrapa de salida el enorme cambio de las dos últimas décadas: en el skyline de Nueva York (sin Torres Gemelas), en el skyline de Gordon Gekko (sale de la cárcel con lo puesto) y en el skyline de la ética y el dinero (la codicia sigue siendo una virtud, pero no la principal)... Lee aquí la crítica completa.

POR E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

En constante movimiento y en aparente construcción, esta película con disfraz de documental es una caja de sorpresas de principio a fin, y todo en ella, sus personajes, sus ambientes, su discurso, está pensado para sorprender, alertar y transgredir a los espectadores; también para divertirlos y mostrarles la cara B del disco del arte... Lee aquí la crítica completa.

POR JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Hay un cierto encanto en la inocencia, incluso para los que no son inocentes. Un halo de esperanza que no se debería cortar y que, no obstante, se corta, consciente o inconscientemente. Con esta clase de películas suele suceder lo mismo: la aceptas si quieres vivir, la desechas si quieres perecer en el sueño de los sentidos. Es simplemente una cuestión de fe, como cuando creemos en la magia o en las hadas o en las sirenas... Lee aquí la crítica completa.

POR FEDERICO MARÍN BELLÓN

Pese a que Fernando León nunca ha sido un director muy prolífico (cabe especular sobre los motivos, pero las consecuencias son bastante negativas para el cine español), la esencia de su arte permanece. Con un oído sin igual para los diálogos y una enorme sensibilidad para conectar con los conflictos humanos, el ya no tan joven cineasta nos ha dejado algunas de las películas más perdurables de nuestra cinematografía, sobre todo en aquellos años de esplendor que empezaron con «Familia» y se empezaron a apagar con «Los lunes al sol»... Lee aquí la crítica completa.

POR JAVIER CORTIJO

Pasen, pasen, que al fondo hay sitio... Seguramente ningún género ha crecido más en las últimas dos décadas, a lo alto y a lo ancho, que el de animación. Y nada de elefantiasis o bestialismos desproporcionados, ya que el estirón cuantitativo casi siempre ha venido acompañado por una brillantez, incluso excelencia, cualitativa que ha obrado el milagro de que los adultos nos sintamos como niños y, sobre todo, que los niños se sientan tratados como adultos... Lee aquí la crítica completa.