«Casablanca», patrimonio de la Humanidad
La película protagonizada por Humphrey Bogard e Igrid Bergman se ha convertido en toda una «biblia» para espectadores, cinéfilos y el común de los mortales
javier cortijo
Hace mucho que «Casablanca» dejó de ser una película para convertirse en un auténtico acto de fe o, lanzando un órdago a la grande, la prueba de que Dios o los dioses (tampoco vamos a escatimar) existen.
¿Cómo es posible que un ... guión escrito de forma improvisada en el plató se haya convertido en toda una «biblia» para espectadores , cinéfilos y el común de los mortales en general? ¿Y que un filme nacido de una obrita teatral llamada «Everybody comes to Rick's» haya desafiado sin despeinarse el paso del tiempo, modas, tendencias y hasta algunas interpretaciones retorcidas para encaramarse al panteón eterno de la historia del cine? ¿Y su música? ¿Y su nobleza de sentimientos? ¿Y el rostro de Ingrid Bergman? ¿Y el final? ¿Y...?
Casi todo es milagroso y bendito en este dramón repleto de flashes, y frases, imborrables y que, pese a sus múltiples visionados (y algunos gazapos), no nos cansamos de ver.
Por cierto, ahí tienen la definición de tipo con suerte: alguien que, quizá procedente del Marte que cantó Ray Bradbury , se enfrente mañana a su «primera vez» gracias al DVD de ABC . Y un recordatorio sobre la fina línea entre lo sublime y lo ridículo: Ronald Reagan estuvo a «esto» de protagonizarla...
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