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mar de fondo

No es golpismo, ¡es trumpismo!

El mensaje es obvio: si se movilizan nuestros socios, es democracia; si se movilizan los otros, golpismo

Esperando a Feijóo (5/9/2023)

Rubiales, de 1º de sanchismo (28/8/23)

Teodoro León Gross

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Como Kellyanne Conway, aquella portavoz de Trump que brindó el concepto de los «hechos alternativos», Isabel Rodríguez sube cada semana a la tribuna del Consejo de Ministros a adulterar el relato sanchista. Ayer, rasgándose las vestiduras, acusó a Aznar de «golpismo» por animar a ... movilizarse contra la amnistía. Y esto un día después del 11S. El mensaje es obvio: si se movilizan nuestros socios, es democracia; si se movilizan los otros, golpismo. Ahora, claro está, se trata de multiplicar el eco entre los titulares entusiastas de los medios sanchistas y los titulares escandalizados de los medios críticos. Es la especialidad de la casa, con la que el sanchismo ya doblegó al PP en las elecciones del 23J. «La existencia de palabras hace creer en la existencia de cosas», escribe Guy Durandin en su ensayo 'La información, la desinformación y la realidad', que viene a equivaler al refrán «cuando el río suena, agua lleva». O sea, si se habla de «Aznar-golpista», por algo será. Una vez más Isabel Rodríguez hizo el trabajo sucio lanzando el cebo retórico falso. Y Guy Durandin advierte que esto funciona a golpe de repetir y repetir esas palabras para crear juicios de valor, «en definitiva, la vieja receta goebbelsiana de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». Con la vieja técnica de 'agit-prop', el Gobierno ha contaminado el imaginario colectivo con la carnaza del 'golpismo' en el PP.

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