Andalucía, de cine
Votar sin relinchar
«Además de las claves andaluzas por dirimir, hoy podremos otear si damos por acabado el momento de la neopolítica y volvemos a hacernos mayores»
Hace tres años y medio, las elecciones andaluzas se convirtieron en el primer test de la nueva España política. Era aquel un momento en el que las placas tectónicas de nuestra democracia bailaban como nunca lo habían hecho y las certezas se cotizaban más caras ... que hoy el litro de gasoil. La incertidumbre era tal que sólo se daba por descontado el triunfo del Partido Socialista. Se produjo. Pero además de que no hubo quien previera la posibilidad de que la alternancia llegara a esta tierra, se ignoraba por entero cómo quedaría la correlación de fuerzas al abrir las urnas. Si Ciudadanos, entonces en alza, llegaría a dar el 'sorpasso' al PP; hasta dónde podría llegar la izquierda radical en el previsto bajonazo socialista o cuál sería el techo de Vox, al que nadie (hasta GAD3 en el minuto final) adelantó su zapatazo.
Con nuestro voto, los andaluces tenemos hoy en nuestras manos una decisión importante que generará múltiples variables según cual sea el resultado. Otorgarle otra oportunidad al cambio o mandarlo a paseo a la primera y que regrese el PSOE apoyado en las fuerzas a su izquierda. Dar alas a Juanma Moreno para que vuele libre o cortarle la derecha y optar por que el nuevo viaje replique la fórmula de Castilla y León, con Vox. Incluso, por qué no, podemos pronunciarnos a favor de que se repita exactamente la fórmula del primer gobierno que ha administrado Andalucía tras la era socialista. Veremos hasta qué punto acierta la demoscopia o si hemos de reírnos de las encuestas.
Pero al margen de la clave andaluza, los comicios de hoy son como en 2018 un interesante examen para tomar la temperatura de la opinión pública. ¿Está más cerca el cambio de ciclo en España? ¿Existe el efecto Feijóo? ¿Qué aroma tienen los experimentos de la nueva izquierda? ¿Hay más de una forma para el PP de detener a Vox? Y fundamental, saber si vamos dando por acabado el divertimento de la neopolítica, volvemos a hacernos mayores y regresamos del todo a modelos más grises, más aburridos, pero seguramente mejor refugio cuando nos abraza una crisis económica de caballo. Votar y no relinchar.
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