Presuntos

A los dos magrebíes que ya estaban enchironados los salvó la buena voluntad del amigo de la presunta víctima, que aportó esos audios a las fuerzas de seguridad. En Granada, sólo unos días antes, la Policía había desmontado también el relato incongruente de otra chica que denunció haber sido forzada por cuatro individuos al salir de una discoteca cercana al camino de Ronda.

Todo esto ha pasado en apenas una semana. Hay episodios similares en la misma Málaga. En la Feria de Agosto de 2014, el ángel de la guardia de los cinco chavales que fueron acusados (y prejuzgados por sus pintas) de violar a otra muchacha en pleno Real fue el propietario de una de las atracciones junto a la que, según relató, se habían montado una película porno. Sin que hiciera falta consentimiento expreso, se escuchó más de un 'sí'.

A los violadores, a quienes abusan, a los acosadores. Lo peor para ellos. A cualquiera que se crea en el derecho de actuar en posición de dominación con una mujer, todo el peso de la ley. Que existe. Pero sin que haya entrado en vigor la ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual de la Factoría Irene Montero, podemos darnos cuenta de que la presunción de inocencia no es una tontería. Hay quienes piensan incluso que es conquista progresista. Podemos también reparar en que no siempre se puede creer a pies juntillas el testimonio de una mujer sólo por el hecho de serlo. El mal existe en todos los sexos, qué le vamos a hacer. Podemos, en fin, asumir de nuevo que Podemos sólo ha venido a dividirnos. Y que al PSOE se la sopla. Y empezamos a estar muy hartos.