TODO IRÁ BIEN
Toros, Balañá
El regreso de Morante merecería que los catalanes presionaran para que se reabriese la plaza Monumental
Por mucho que los independentistas intenten crear el estado de ánimo de que ha habido un proceso político en Cataluña, un proceso que en verdad pudiera poner en cuestión la integridad del Estado, lo único que en realidad ha habido ha sido un intento de ... atropello expresado en las costumbres más cotidianas de una minoría irredenta e infame sobre una mayoría dócil y vergonzante. Y una de las expresiones más simbólicas de este drama ha sido la prohibición de los toros. Hay que reconocer al independentismo la trabajada victoria que obtuvo en ese terreno.
Hay que reconocer que fue hábil en su demagogia y tremendo en su modo de defenderla en todos los ámbitos en los que tuvo que operar, lo mismo que hay que reprochar al otro lado que no tuviera ninguna habilidad ni ninguna insistencia. Se dejaron ganar, como si fueran culpables, como si tuvieran razón los que creen que los animales tienen derechos y por lo tanto dignidad.
No fue sólo la victoria de un lado, y esto hay que dejarlo claro, fue también la derrota del otro. Lo mismo que pasó con el proceso independentista pero al revés, que no sólo lo ganó España sino que lo perdieron los independentistas con su cinismo, su cobardía, su miseria moral y su falta de compromiso en pagar el precio cuando hacía falta.
Pero más allá de las cuestiones teóricas, y centrándonos en lo práctico, que es que la propiedad de la plaza de toros Monumental es de la familia Balañá, a la que los independentistas intimidaron de un modo atroz y efectivo; lo grave es que desde el otro lado no se hizo nada y se permitió que los Balañá capitularan ante las presiones independentistas. Yo conozco a los Balañá y son unos cobardes, y me sabe mal decirlo, pero es la verdad. Son unos cobardes. No toros sino hámsters que nunca darán nada por ninguna idea que no sea la de proteger su negocio barato de palomitas y películas comerciales, sin interés de ninguna clase.
Pero también es cierto, y también hay que decirlo, que nadie les ayudó en su resistencia. ¿Se hubieran rendido igual? Es muy probable. Pero no es excusa para que no existiera una empuje firme que les comprometiera contra la tiranía independentista.
Este magnífico regreso de Morante, y lo dice uno que no entiende demasiado y de verdad que no quiero parecer un fantasma, pero esta gran temporada del maestro, que reivindica no solamente la fiesta sino una manera de vivir, y de sobrevivir, merecería que los catalanes que aún creen en alguna cosa, que por desgracia no son demasiados, tuvieran el valor, la dignidad y la fuerza que no han tenido en otros momentos recientes de su historia para presionar al empresario y que abriera otra vez la plaza.
La cerró por presiones espurias. Del mismo modo, y sabiendo lo cobarde que es, la podría abrir por las nobles presiones de las personas de buena voluntad que creen en la libertad, en la belleza, y en la poesía extrema del dolor del que siempre nace en la canción.
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