todo irá bien
Esto se ha llenado de patanes
Francisco cree que la fe es una ideología y la Iglesia un barco de Open Arms
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El ataque de Francisco al Opus Dei es populista, montonero. La Obra es la élite de la Iglesia y Francisco la persigue porque no alcanza su nivel intelectual ni espiritual. Francisco no cree en Dios, lo usa para sus colectas. Francisco es sordo ... a la Gracia, no entiende el Misterio. Jesús Aguirrre, también jesuita y duque de Alba, le dijo a Fernando Claudín que no podía ser marxista porque había agotado sus esfuerzos creyendo en la Santísima Trinidad. A Francisco le ocurre lo mismo pero al revés: el peronismo le calcinó el alma y no le da para entender la Cruz, ni para ver a Dios en el esfuerzo de la Obra por estirar los límites del Hombre. Donde los demás vemos luz, a él le ofende un agujero negro. De noche pasea en sueños por Berlín recogiendo las piedras del Muro que Juan Pablo II derribó y espera un día volver a juntarlas.
Francisco cree que la fe es una ideología y la Iglesia un barco de Open Arms. Francisco es la doctrina social pasada por el atraso tercermundista que nunca salió de él por mucho que él saliera de Argentina. Francisco no piensa que los últimos tengan que ser los primeros sino que todos tenemos que ser últimos. Y pobres. Y tontos. Él no cree que «Dios siempre puede más», sino que nosotros tendríamos que pensar y hacer y ser menos. Francisco desprecia al Prelado porque a su lado se siente pequeño, inseguro. Imagínate lo que le haría a la Virgen si un día entendiera por qué lo es. Francisco no quiere alargar los dedos para tocar la cara de Dios, sino volver el mundo de su reducida medida mental para no tener que hacer ningún esfuerzo por comprenderlo, ni ayudarlo a cumplir la promesa de Jesucristo de ser cada día un poco mejor.
Y hablando de Jesucristo, si volviera, Francisco lideraría el pelotón del linchamiento que le llamaría arrogante y se lavaría las manos ante la ira del turba ciega. Si Jesucristo volviera, los dos lugares menos seguros para él serían el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española, con su cúpula mucho más preocupada por mantenerse en el poder, y de usarlo para que nadie emerja de la vulgaridad, que para propiciar milagros y maravillas y ser sensibles a ellos cuando suceden. Jesús sería incómodo para Francisco porque tal como expulsó a los fariseos del templo, le reventaría el tenderete de panfletos y pancartas que ha montado con su cara. Si Jesucristo volviera sorprendería al obispo Omella conspirando contra la Obra. No se atrevió a hacerlo mientras fue obispo de Barbastro y ahora da rienda suelta a su inquina acomplejada, envalentonado por su amigo el Papa, ambos socios de honor en la grada del resentimiento. La Iglesia española es la más cercana a Francisco y la más deprimente de Europa.
El Opus Dei es la élite y cualquier agresión a una élite es estúpida. El populismo es una afectación del fascismo. Si Dios y su hijo nos hicieran una visita inesperada Jesús le diría. «Vayámonos, Padre. Esto se ha llenado de patanes».