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Victoria

La voz más prodigiosa cantó nanas a su hijo y también le cantó en su funeral

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No sé si se puede envidiar a una mujer desgraciada. Sí se puede envidiar a la portadora y hacedora de la voz más prodigiosa. Victoria de los Ángeles habría cumplido hoy cien años. En el funeral de su hijo Juan Enrique, Victoria cantó el ' ... Pie Jesu' del 'Requiem' de Fauré. En el archivo de Europa Press se da cuenta de que el 1 de enero de 1963 la soprano Victoria de los Ángeles da a luz en un hospital de Barcelona a su primer hijo, Juan Enrique, fruto de su matrimonio en 1948 con el empresario Enrique Magriñá. Le cantaría nanas, le cantó en el funeral. Además, tenía otro hijo, Alejandro, con síndrome de Down y casi ciego que le sobrevivió 14 años. Su lucero. Además, su marido la engañó manteniendo otra familia a su costa.

Sólo una vez he hecho cola por un muerto. Por Victoria. Es verdad que me pilló en Barcelona, pero la cola fue larga y la emoción, enorme. Como cuando la he escuchado en directo o lo hago en disco. Desgracias familiares aparte, sólo lloró dos veces al escuchar a un compañero, una con Jussi Björling y otra al escuchar a Fischer-Dieskau ensayar con Gerald Moore.

Elena Fortún, otra mujer admirable, tampoco es envidiable. Una escritora de éxito (casi mantenía Aguilar con Celia, aunque la máquina se parara algunas veces) que en la segunda parte de su vida lo único que hace es sufrir. Por la poca salud y por la familia. El marido se suicidó en 1948 y el hijo la maltrató. Cuando escribe a su amiga Inés que el médico le ha recetado Optalidón, resulta un momento de inadvertida felicidad.

1961. Una señora se acercó a una estrella en el Liceo, en el estreno de 'Atlántida', de Falla. «¡Imperio Argentina! Mi hija decidió cantar cuando la vio a usted en 'Nobleza baturra'». Era la madre de la grandísima Victoria de los Ángeles.

De Victoria me gusta recordar lo feliz. Ese primer encuentro con Kathleen Ferrier a finales de los 40 en Edimburgo. Estaban en la misma casa, aunque no lo sabían, Victoria ensayaba y de pronto aparece Ferrier en albornoz: «Ya sabía yo que esa voz solo podía ser de Victoria de los Ángeles». Sí, solo podía ser de ella.

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