vivimos como suizos

Trampas

Para Martin Amis, la Wendy Turnbull que se enfrentaba a Sabatini era como la Trunchbull de Roald Dahl

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Quiero ser como Beckham, igual que Parminder Nagra en la película. Si quisiera ser torero querría ser como Belmonte, Joselito o Morante. No como cualquiera de las mujeres que han tenido los cataplines de ser matadoras. Si acaso querría ser como Conchita Cintrón. Solo ... el rejoneo me parece aspiracional para una mujer en el ruedo. La adorable hija de David Beckham iba el otro día muy orgullosa de la mano de Messi en Miami. Resulta que Beckham, además de ser Beckham, es el dueño del Inter de Miami. Pero lo mismo Harper (sí, fantaseo) habría ido también orgullosa de la mano de esa señora tan impresionante que es Millie Bright, la capitán de la selección inglesa. Millie tiene una distancia entre los hombros mayor que yo de la cabeza a los pies. Me sentiría más segura con esa mujer que con Messi.

Como no se puede respirar sin que alguien se ofenda, a Guillermo de Inglaterra y a David Beckham les han reñido por hacer un vídeo con sus hijas (no sus hijos) deseando suerte a las futbolistas inglesas en la final que ganaron las españolas. Madre mía, que los vídeos equivalían a «micromachismos». Que los niños también pueden animar a los equipos femeninos. Claro, mira a Martin Amis elogiando a Gabriela Sabatini en 'Visitando a Mrs. Nabokov': «Mientras se desviste para el primer juego bajo los focos del sol, un suspiro de admiración y deseo aletea entre la multitud. Sabatini parece un pura sangre humano, un experimento (logrado) en geneto-estética, concebida, cultivada y acondicionada para el máximo esplendor. Solo su belleza mete miedo en el cuerpo de sus oponentes; porque el tenis es, por encima de todo, una expresión de poderío personal, y en la categoría femenina está estrechamente unido al aspecto de la jugadora y a como se siente esta con su apariencia». Gaby se enfrentaba en ese partido a Wendy Turnbull, que en palabras de Amis casi parece la Trunchbull de Roald Dahl. «Practica un juego rechoncho», escribió Amis. A Gabriela Sabatini, pese a lo que le pareciera a Amis, cuyas palabras ahora serían intolerables para muchos, le faltaban hervores estéticos. ¡Ese corte de pelo! ¡Esa equipación espantosa de Sergio Tachinni! En mi instituto había una chica guapísima del estilo de Candice Bergen, pero era tan perulla que no aprovechaba lo que la naturaleza le había dado. No sé cómo será en la actualidad. Pero hoy, con 53 años, Gabriela Sabatini es un bellezón de verdad. Mucho más que cuando Martin Amis la miraba. Voy a seguir alabando la belleza de las mujeres que, salvo excepciones (Beckham frente a Victoria), son las guapas del mundo. Y vale que el tenis está en otra galaxia, más allá de la igualdad de premios en Grand Slam. Ahora se piensa en la fusión de la ATP y la WTA. Sabatini está a favor.

Pobres hombres William y David. Creían ir por el buen camino, pero el buen camino está lleno de trampas.

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