Vivimos como suizos
Estas mujeres
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Iniciar sesiónA mí me habría gustado ser Papa. Es mucho mejor que llegar a ser presidente del Real Madrid. Pero igual que Mercedes Fórmica no pudo entrar en la Escuela Diplomática porque no se admitían mujeres, el sacerdocio, paso muy previo a ser Papa, está ... vetado a las mujeres. Ya repiten las teólogas que habrá antes curas casados que mujeres sacerdotes. No me digas, como antes ha habido un presidente de Estados Unidos negro que una mujer.
Como mucho, puedes ser monja importante e incluso carismática, como sor Verónica Berzosa y fundar Iesu Communio, instituto religioso femenino de derecho pontificio. Uno de los datos más fascinantes que he leído estos días gozosos sobre la historia de las clarisas de Belorado es que sor Verónica y sor Isabel (la abadesa disidente) coincidieron en Lerma. No son una morena y una rubia. Vistas sus trayectorias, son una lista y una no tanto. O tonta. El vicario para la vida contemplativa de Vitoria apunta a que sor Verónica podría ser la persona que mediara. O sea, alguien que fuera «capaz de lograr que le escuchen estas mujeres», ha dicho en Religión Digital.
Ayer casi me atraganto de la risa leyendo a José Ramón Navarro Pareja en ABC sobre los dos mamarrachos y falsos obispos. Más allá de aparentar lo que no son o de presumir de lo que no tienen (aparte de vergüenza), está eso de que han perseverado desde pequeños en su obsesión por lo eclesiástico (para nota el alzacuellos como de Mortadelo de Francisco). Un sacerdote jienense que conoce desde niños a Pablo y Francisco contaba de este que le pillaron alguna vez «simulando 'misillas' revestido con casullas que había cogido de la sacristía». Y, vaya, lo echaron de monaguillo. Pero juntos, los niños de 13 años eran de película de miedo. «Les llamábamos los chivatos, porque se presentaban en misa de improviso y si el cura se equivocaba o se saltaba algo del rito, entraban en la sacristía a quejarse». Peor que los porculeros de ahora en Twitter o como se llame. Y las monjas se ponen en sus manos, tócate. Es casi como irse a Afganistán de turismo. Y encima sin seguro.
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