vivimos como suizos
Monta y cabe
Mandar a tu novia a por tabaco bajo las bombas puede ser lo mejor que se te ocurra hacer con ella
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El domingo pasado un reportaje en 'XL Semanal' hablaba de 'The complete man', la biografía de Ian Fleming escrita por Nicholas Shakespeare. Digamos que Fleming era de los que se recogían tarde, como Rodrigo Cortés escribió de Caravaggio. El creador de James Bond fumaba ... 70 cigarrillos al día. Así que no puede extrañar que mandara a su amante Muriel Wright a buscarle tabaco en el Londres bajo el 'blitz'. En la Segunda Guerra Mundial. Es verdad que Wright murió en 1944 durante uno de esos bombardeos, pero estaba en su casa. Fleming murió de un ataque al corazón en 1964 con 56 años.
'Flemingway', como lo llamaba su amigo Noël Coward, tenía fama de acosar a vírgenes en los taxis. Una afición como cualquier otra (de las suyas, claro). Tuvo una madre inaguantable, cientos de amantes y no sentía escrúpulos por usarlas y dejarlas. De esa manera, al parecer, se vengaba de su madre. Qué daño ha hecho el pelma de Freud. «Buscaba a su madre en las mujeres y las odiaba en cuanto las conseguía», dijo su amigo Morris Cargill. Su época en la Inteligencia Naval británica la aprovechó muy bien. Compartía trabajo con dos amantes: Maud estaba en la sección de propaganda y Muriel era mensajera del almirantazgo. Esta era a la que mandaba a por tabaco bajo las bombas mientras él se acostaba con Ann, otra amante. El sexo con Ann incluía golpes y latigazos. Con toda esta chismografía, lo que más me llamó la atención del reportaje fue la desordenada dentadura de Ian Fleming. Sobre todo, la posición de la paleta derecha, metida como de perfil. Como cuando de pequeños elegíamos equipo para jugar a lo que fuera y lo hacíamos a oro y plata con los pies, a pasos. Y cuando ya no cabía el pie decíamos monta y cabe (no cabía de frente, pero lo girábamos y si cabía podíamos elegir). La de Fleming es una paleta de monta y cabe.
Mi dentista quiere ponerme una de esas ortodoncias invisibles. A la vejez. Es reconfortante ser víctima de problemas del primer mundo. Porque acosar a mujeres (vírgenes o no) en los taxis está muy mal, pero esos dientes sí que son hoy intolerables.