No es magia

En el comunicado conjunto hay expresiones como «implementación de un plan de choche contra el desempleo juvenil» o «revisión al alza de los objetivos de la Ley de Cambio Climático». Cielos. Cuando la pareja se presentó en público para dar la buena y prevista nueva, la señora Díaz, vestida de rojo, dijo con tono cursi y lisonjero: «Querido presidente, querido Pedro». Y soltaron la retahíla de sus acuerdos. Por supuesto, sin preguntas de periodistas, lo que abundó en la sensación de teatrillo, de puro teatrillo.

Díaz: «Hemos acordado que han de acabarse los vuelos cortos de menos de dos horas y media cuando haya alternativa en tren». Hemos acordado que han de acabarse no suena a prohibición, pero nadie ha dicho nunca que Díaz construya bien alguna frase. Por mí pueden ir los dos en Falcon al Carrefour, pero que toquen los aviones como Macron, el Marcoaurelito del Elíseo, perjudica a las personas, no las beneficia. Otra de las frases de Díaz fue: «Vamos a ganar tiempo para la vida». No quiero ganar tiempo para vivirlo en una estación como la de Chamartín o en un tren parado por una avería (y cada vez es más habitual). El fin de la abundancia, ya saben lo que dijo Macron.

Hay en los periódicos ahora unos anuncios del Ministerio de Hacienda donde cuentan alguna historieta («A Marta le encanta el atletismo y estudiar. Gracias a una beca puede compaginar universidad y deporte y preparar sus campeonatos»). Y el eslogan general: «No es magia, son tus impuestos». Vale, los pago. Y me queda para pagar un avión a donde me dé la gana. Como vosotros.