VIVIMOS COMO SUIZOS
Extremo machismo
Las mujeres votan menos que los hombres a los partidos que están a la derecha de Gengis Kan
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Katharine Burdekin escribió 'La noche de la esvástica' (Rayo verde) en 1937. Antes que Orwell y Margaret Atwood, imaginó una distopía, con perdón, antiimperialista y antifascista. La Segunda Guerra Mundial la ganan los malos. En esta novela recuperada, el mundo está gobernado por Alemania ... y Japón. Las mujeres viven en barrios que funcionan como granjas de reproducción. ¿Para qué sirven si no las mujeres? Una de las tesis de la ficción es el claro vínculo entre el machismo y la extrema derecha.
A ver, no hay que investigar mucho para poner ejemplos del comportamiento de los hombres en partidos de izquierda. Cuando la Pasionaria se enamoró de Francisco Antón, la atacaron desde el PCE. Contaba Irene Falcón, su secretaria, que, tras el suicidio en 1942 de José Díaz, «Jesús Hernández, que quería ser secretario general, empezó una lucha machista de la peor especie atacando a Dolores por su relación con Antón». Cierto que mucho después, cuando Antón se enamoró de otra, Ibárruri se vengó. No todas las mujeres han tenido el poder para depurar a los hombres que las han dejado. Carrillo llegó a escribir en sus memorias que no se perdonó las perrerías que le hicieron al pobre.
Macarena Olona ha escrito sus memorias y en la promoción va soltando mandobles a diestra y más diestra. Y dice a Vox que si lo que cuenta es mentira, que la demanden. Garriga habla de ciencia ficción, pero la consideración de persona inestable está siempre ahí. Tiempo antes del libro, ella misma se lo dijo a Évole: «Que se estén reuniendo con periodistas, con personas relevantes, para decir que yo estoy loca, que tengo problemas de salud mental, es muy injusto. No solo porque es absolutamente mentira, sino porque yo lo he dado todo por este proyecto… Necesitan destruirme». Como si fuera Martha Mitchel, la mujer del fiscal general de Nixon, denunciando irregularidades, corrupción y espionaje.
Ahora nos cuentan, teniendo en cuenta los resultados electorales en Argentina, Polonia, Brasil o España, que las mujeres contienen el avance de la extrema derecha. Lo leí en 'El País'. El patrón que se repite es que las mujeres votan menos que los hombres a los partidos que están a la derecha de Gengis Kan. Por ejemplo, en Argentina, Sergio Massa tuvo un 45% de votantes mujeres, mientras Milei, menos del 25%.
Volviendo a Macarena Olona, de Vox siempre me ha sorprendido que sean las mujeres (que pintan poco en la organización) las que echan, o echaban, a defender los derechos de los hombres. Lo hemos visto mucho en el Congreso de los Diputados. Macarena se lamenta de haber actuado a veces con «vehemencia desmesurada». Y tengo claro que la Ley Integral de Violencia de Género es atolondrada, disparatada en algunos de sus términos y que se aprobó por criterios políticos más que jurídicos. Pero qué intervenciones.
¿Y qué hacemos con Meloni?