Perdigones de plata
Un tipo reconcentrado
El tipo se acomoda frente al mar tocado por un sombrero blanco sobre una silla floreada. Yace inmóvil y reconcentrado. Mucho. Me pregunto si reflexiona acerca del enorme parecido físico entre la directora general de RTVE, Cascajosa, y la añorada actriz Laly Soldevilla. O ... quizá en los motivos que impulsan al alcalde de Vigo hacia el ridículo sideral cuando baila 'breakdance'. O acaso en la misteriosa evaporación de la bandera española cuando la toma de posesión de Illa. Con estos calores, resulta difícil averiguar qué cavila la gente.
Me fijo mejor y percibo, oh milagro, que su encapsulamiento se debe a la lectura. La cala de aguas cristalinas que nos acoge no esconde secretos para mí, así pues, para satisfacer mis ansias cotillas, decido sumergirme en el mar y salir después justo frente a él, como quien no quiere la cosa, para descubrir qué lee. Necesito saberlo porque el menda está completamente enfrascado y eso me intriga. Procedo. Me siento como un 'navy seal' en plena operación de rescate clandestino. Me siento como ese cocodrilo que se aproxima en plena inmersión hasta su desdichada presa. Me siento, también, pelín merluzo, pero algo hay que hacer para distraerse… Emerjo del agua con la mayor dignidad posible, tirando a escasa por culpa de las rocas que te provocan cuerpo escorado. Lo consigo. El tipo ni se inmuta. Me acerco. Y entonces observo el título, algo así como 'Tendrás grandes éxitos leyendo estos consejos'. Lo firma un conocido compatriota charlatanólogo. Qué asco. Tanta ilusión depositada, pues incluso imaginé que estaba con lo de Antonio Scurati y su 'M' de Mussolini, para obtener tal desengaño. Estuve a punto de mascullarle que el autor sí gozaba de éxito y pasta gracias a los derechos de autor obtenidos por lectores incautos como él. Pero, si disfrutaba con esas tontadas, ¿quién era yo para cortarle el rollo? Que cada cual escoja sus lecturas de verano según su paladar. En cualquier caso me sigue obsesionando el parecido entre Cascajosa y Laly Soldevilla… La culpa, sin duda, del calor.