Perdigones de plata
No es justo
Lo de Puigdemont siempre apesta a charlotada, a bufonada, a chapuza de Pepe Gotera y Otilio
Sorpresas veraniegas
Y sin regatear
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas verdaderas fugas se preparan durante meses y obedecen a minuciosos planes trazados con paciencia de orfebre antañón. Que se lo pregunten a José Giovanni, que narró en 'Le Trou' (no se pierdan la película del mismo nombre) su frustrada evasión de la cárcel parisina ... de La Santé. Justo al final un chivatazo destrozó la escapada. Pero acaso Frank Morris y los hermanos Anglin protagonizaron la más célebre fuga de todos los tiempos, la de Alcatraz. Cómo se lo curraron, incluso con muñecos falsos para despistar a los celadores.
Lo de Puigdemont siempre apesta a charlotada, a bufonada, a chapuza de Pepe Gotera y Otilio. Nunca hay gloria y por eso jamás alcanzará categoría de antihéroe literario, de tipo arrojado que burló los altos muros coronados por concertinas. Primero, huyó en el angosto maletero como un malandrín de tercera; y ahora escapa con paso de atleta especialista en marcha gracias a la permisividad de los Mossos y quizá favorecido por la complicidad del aparato del Estado. En cualquier caso no es justo que nos rompan la crisma en el primer tramo de agosto, cuando nuestra sesera es un secarral, cuando nuestras aspiraciones cristalizan en esa siesta salvaje con hilillo de límpida baba plateada brotando culebroso desde la comisura de los labios. No, no hay derecho a padecer tanta tabarra, tanto circo, tanto espanto, tanta merluzada, tanta verbena trucada, tanta mascarada y tanto teatrillo grotesco. «El azul del mar inunda mis ojos», decía aquella canción de Golpes Bajos, y desayunar frente a ese azul del mar que inunda mis ojos todas las mañanas mientras recibes la noticia de la 'puigdemontada' resulta intolerable para nuestros sentidos y nuestras sensibilidades. Sólo siento fatiga, cansancio, muermo y, desde luego, ese asquito que te atraviesa cuando observas una medusa fláccida, amarillenta y moribunda sobre una roca. La dadaísta reaparación de Puigdemont es, en efecto, indigesta como esos bancos de feas medusas que enturbian con su presencia el azul de nuestro mar. Qué náusea, por favor.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete