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PERDIGONES DE PLATA

Profesionales del odio

¿Qué clase de basura escondía ese hombre entre los pliegues de su sesera?

Delon y el carisma

La gran bicoca

Ramón Palomar

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La muerte esperaba aquel chaval a la vuelta de la esquina pero, pese a su corta edad, aguantaba con envidiable temple y notable buen humor el agresivo tratamiento. Expresó su pasión hacia la tauromaquia y confesó que, de mayor, le encantaría ser matador. Si hubiese ... deseado ser astronauta, bombero, vendedor de seguros o alpinista, no se hubiese desencadenado la abyecta tormenta que se precipitó contra su noble cráneo libre de cabellos. El crío osó decir que le gustaba el arte de Cúchares y miles de personas arrojaron su bilis contra él desde las redes. «Ojalá te mueras ya», aullaban con el gemido histérico de los cobardes, de los indecentes, de los energúmenos que se amparan en el anonimato para actuar como caníbales frenéticos de corrección política. Exigían la muerte de un niño que ni siquiera tenía 10 años. Hay un mundo zurdo en verdad extravagante: suspiran para que un pequeño la palme pero detestan la pena de muerte.

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