Perdigones de plata
Delon y el carisma
Alain Delon sacando su cacharra del bolsillo de la gabardina también es el cine
La gran bicoca
Un tipo reconcentrado
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Iniciar sesiónSu representante era el típico señor enjuto de mirada peligrosa, el clásico canijo que te rompe la crisma antes de que puedas susurrar un simple «oh la la». Conseguí gracias a una carambola una entrevista con Alain Delon y el pequeñín que le cubría ... las espaldas me dijo: «Tienes 10 minutos». Uno apenas había superado los 20 años y el astro acababa de rebasar los 50. Pensé que era una pena pillarlo tan mayor. La estulticia juvenil, ya sabemos, se supera conforme el transcurrir de los lustros, en fin.
Entró 'monsieur' Delon y me impactó. Sí, claro, muy guapo. Pero había algo más, bastante más. Irradiaba carisma, proyectaba enorme seguridad, rezumaba clase. Entendí el motivo por el cual pertenecía a la raza de los elegidos. «Venga venga, vamos…» Le pregunté por de Gaulle, por José Giovanni, por Jean Gabin, por Lino Ventura, por Jean Pierre Melville, y cada vez, antes de lanzar una parrafada, cuando le mencionaba esos nombres, soltaba satisfecho un «ah, eso era un hombre…» Virilidad a tutiplén, festival de testosterona y placentera zambullida en el túnel de los recuerdos. Finalizaron los 10 minutos y el enclenque de faz siniestra masculló: «Vale, ya está». Pero 'monsieur' Delon alzó mano de monarca exiliado y murmuró: «Deja, podemos continuar». Y estuvimos de palique casi una hora. No me atreví a preguntarle por sus amores, ni por sus presuntas conexiones con la mafia del hipódromo de Paris, ni por un hijo suyo que andaba en fase de 'playboy' algo hortera, ni tampoco por su pasado juvenil de soldado en Indochina. Con Delon tan cerca, y tan amable, preferí no chinchar por si acaso. Imponía demasiado. Uno se queda con el Delon que luce gabardina y sombrero Borsalino en las películas de Melville. Puro minimalismo que corta el aliento mientras forja una tensión de sobrecarga poética. Sentenció Ford lo de «¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine». Alain Delon sacando su cacharra del bolsillo de la gabardina también es el cine. Todavía conservo las fotos de aquel encuentro. Un pipiolo y un coloso.
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