Suscribete a
ABC Premium

Perdigones de plata

Cornetas y tambores

Es curioso como somos el producto de lo que vivimos en el hogar

La vida privada

Negocios

Ramón Palomar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Domingo de Ramos mi madre irradiaba una felicidad que nos contagiaba. Disponía una hilera de sillas sobre la acera para invitar, allá en el pueblo, a la parentela y las amistades que, de ese modo, asistían a la gran procesión. Por la mañana ... barría y regaba ese trozo de acera convertido en palco principal. Me recuerdo, si la climatología no lo impedía, con pantalones cortos, aguardar ansioso el tránsito de las cofradías. Todo emocionaba. Los capirotes, los cirios, los pasos, el estallido color, ese especie de ramalazo flotando trufado de dolor contenido, de respeto a flor de piel. Pero las bandas de cornetas y tambores me hipnotizaban.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación