renglones torcidos
El circo y la 'performance'
Lo Feijoniano rima con Mariano, y ambos casan bien con la figura de Don Tancredo
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Iniciar sesiónCuando mi abuelo cumplió cien años le preguntamos cómo se sentía el ser tan longevo. Quizá alguno esperó una reflexión Mr. Wonderful: «baila como si nadie te estuviera viendo» o «aprovecha cada segundo de felicidad que te brinde la vida», pero no. Respondió: «Echo de ... menos poder saltarme los semáforos a la torera como cuando tenía 90 años». Don Jesús Villaro a los cien años no era ya tan ágil físicamente, pero su cerebro funcionaba como el primer día. Creerán que recurro a él para poner de relieve que criticar la edad de Tamames es un insulto a la inteligencia ajena o, peor, una forma de exhibir que no se poseen mejores argumentos. Pero todo esto me parece tan obvio que en realidad lo he comentado sólo para presumir de patriarca familiar y saludarle desde estas páginas.
Me gustaría romper una lanza a favor de Feijóo y su famoso «Tamames, si yo fuera tu hijo no te dejaría hacerlo». No fue paternalismo en absoluto: Feijóo no dejaría a nadie de su entorno hacerlo, al margen de su edad, sexo o condición. La esencia de Feijóo, lo Feijoniano, es ponerse de perfil y esperar sentado hasta que el otro la pifie y tomar relevo. Lo Feijoniano rima con Mariano, y ambos casan bien con la figura de Don Tancredo. A este maestro de principios del pasado siglo lo bautizó la prensa de entonces como el torero inmóvil o el rey del valor, calificativos que encajan a la perfección con lo Feijóomariano: hay que tener valor para ir aceptando e incorporando la ideología ajena con años de retraso, a sabiendas de que seguirán llamándote fascista de todas maneras.
Seamos justos de nuevo con el PP, la edad de Don Ramón no ha sido su único argumento. Semper ha afirmado que no van a participar del circo y 'performance' de Vox. Es normal que así lo interpreten, desconocen que fuera del bipartidismo hace mucho frío, que entrar en el círculo de la visibilidad mediática era prácticamente imposible hasta hace nada. Los políticos del PSOE y del PP sólo han tenido que afiliarse al partido en su adolescencia y, desde ahí, tragar sacos y culebras hasta llegar arriba. El circo lo tienen dentro y los trapos sucios los lavan en casa. Les suena a chino que Albert Rivera tuviera que aparecer desnudo en carteles publicitarios para dar a conocer Ciudadanos. Seguramente se reían del pavo comunistoide con coleta y dientes torcidos cuando Jiménez Losantos le daba 'p'al pelo' en una televisión hostil. Los imagino antaño observando displicentes –junto con CIU– al independentismo más radical y de izquierdas, a sus batucadas y su estilo borroko-perrofláutico. Y ahora ríen de nuevo ante la moción de censura. Parecen olvidar que esas 'performances' triunfaron porque respondían a demandas de parte de la ciudadanía. Parecen olvidar que el verdadero circo es que no se pueda echar de la Moncloa a quien saca leyes tan objetivamente dañinas como la de la violencia de género o la ley trans. El circo es aferrarse a la poltrona, actual o futurible. ¿Y la preocupación por el bien común? Ni está, ni se la espera.
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