TIRO AL AIRE
Por un Ministerio del Hombre
Imaginen para qué existe el feminismo. Inevitable que aparezcan hombres molestos, ofendidos, victimizados
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Gobierne quien gobierne cada día es más urgente crear un Ministerio del Hombre. O de los Hombres, que dirían los identitarios. La cosa está clarísima y la sociedad española no necesita que le expliquemos por qué, pero ya que manejamos los datos estadísticos, los ... usaremos. Población reclusa en España: 51.780 hombres; 3.971 mujeres. No me verán defendiendo que las mujeres seamos más buenas que los hombres, a los datos del Poder Judicial me remito: 92,9% y 7,1%. Abandono escolar temprano: 16,7% de chicos, 9,7% de chicas. De resultados académicos pueden preguntar en algunas escuelas de negocios privadas, aunque ahí las cuotas son privadas. O en la Ruta Quetzal. Seguimos: la esperanza de vida de un hombre en España ronda los 80 años, la de las mujeres supera los 85 años. Tasa de suicidios: 75% hombres, 25% mujeres. (Apunte: el 40% de los hombres que asesinan a sus parejas o exparejas intenta suicidarse, un 30%, lo consigue). Adicción al porno: 80% hombres, 20% mujeres. Podemos seguir con los accidentes mortales y las multas de tráfico –ellos, cuatro veces más–, pero me están entendiendo.
Pero ¿qué son un puñado de problemas relacionados con la violencia, los resultados académicos, los cuidados, la salud y la comunicación? Cierto es que podemos todos y cada uno intentar trabajarlos desde nuestras casas o esperar a que Europa envíe instrucciones clave. Al fin y al cabo, no somos un caso aislado en el mundo occidental. Pero, ¿significa eso que debemos resignarnos y no apostar por un Ministerio del Hombre que analice y trabaje estos problemas?
No, por favor. No deberíamos obviar que cada cifra de esas estadísticas esconde un nombre y un apellido y, por tanto, una familia. No dejemos tampoco atrás a los amigos. También se propone hoy aquí un Ministerio del Hombre para darle un poco de cariño al aún presidente Pedro Sánchez. En concreto, a esos amigos suyos de 40 y 50 que se han sentido incómodos con el feminismo.
Explica Cuartango en estas páginas que el periodismo debe ser ese ojo que vigila al poder y que termina incomodándolo porque le saca los colores. Imaginen para qué existe el feminismo. Inevitable que aparezcan hombres molestos, ofendidos, victimizados. Algunos tienen malos divorcios, que diría Feijóo. Pobres.
Si todos esos problemas que hemos repasado se fueran atajando, hasta tendríamos menos las mujeres. No sé cómo no se les ha ocurrido antes a las feministas. O a lo mejor ya se les ha ocurrido a las feministas. Vaya espiral sin salida. Está claro: hay un problema de nomenclatura. Hay que cambiarle el nombre al feminismo. O al Ministerio de Igualdad. Háganme caso: Ministerio del Hombre. Que no crean algunos que esto va sólo de mejorar la vida de la mitad de la población. Reducir según qué problemas mejorará la de todos. Porque el feminismo también es, o sobre todo es, una cosa muy de hombres.