tiro al aire
Hacerse el muerto
Está clarísimo que lo de hacerse el muerto en política puede salir rentable
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Kay Longstaff es una turista británica que sobrevivió diez horas en alta mar tras caer de un crucero por el Adriático. Sucedió en 2018 y cuando la Guarda Costera de Croacia la rescató, ella contó que, para sobrevivir, se había ayudado de sus conocimientos ... de yoga. En los momentos de más agobio le sirvió también cantarse canciones. Decenas de náufragos salvan la vida cada año gracias a técnicas para mantener la calma: control mental para flotar y no malgastar energías. Es decir, hacerse el muerto. En una situación así una no sabe si es más difícil dominar el cuerpo o el pensamiento. Ignorar a todo ser vivo que pueda ir pasando a tu lado mientras te dejas mecer por las olas me parece más que imposible.
Sin embargo, viendo a algunos políticos españoles parece que hacerse el muerto es lo más fácil del mundo. Pedro Sánchez lleva haciéndoselo casi toda la legislatura con el problema catalán. Incluso se dejó picar por las medusas del indulto. Si le escocieron, ni se notó. Dicen que si te concentras muy fuerte en otra cosa puedes ignorar determinados picores. O anuncios de referéndum. A Rajoy le pasó.
Animales como las hormigas nos demuestran que en algunas situaciones de peligro la mejor opción es la tanatosis. La simulación de la muerte ahuyenta al depredador pensando que ya estás muerto. En el mundo humano no funciona así y además lo de ignorar el peligro para sobrevivir es más difícil. Sólo lo consigo en los aviones, si me noto asustada me pregunto qué podría hacer yo en caso de accidente. Nada. Cuestión resuelta, confianza total en el piloto. Seguro que todo comandante nota esa presión. Aunque no parece que le ocurra lo mismo al piloto de España en algunas cuestiones.
Está clarísimo que lo de hacerse el muerto en política puede salir rentable. Tropezar, tropezamos todos. El que gobierna más, no nos engañemos. No es algo que sepa sólo Feijóo, otro que domina la técnica. Como el Gobierno en general y Podemos en particular con la 'ley del solo sí es sí'. La estrategia se parece a la de pasar el marrón. Me acuerdo de Soraya Sáenz de Santamaría cuando contó en la tele lo del comodín de «llamar al presidente». Supongo que el de hacerse el muerto es el único que tiene el de arriba. La otra opción es nadar con brazadas seguras y fuertes. Como en el waterpolo. Intenté jugar una vez. No es que fracasara, es que desde entonces sé que es un deporte de dioses. Agota sólo con mirar. El waterpolista no sólo tiene que mantenerse a flote, también tirar a puerta y marcar.
Algunos testigos contaron que Longstaff saltó voluntariamente al mar. Sabía que la rescatarían. Sánchez y Feijóo también se lanzaron a nuestras aguas por voluntad propia: se venden como socorristas waterpolistas. Por eso, cuando se hacen el muerto la incógnita es si creen que vendrán a rescatarlos o sólo están esperando que se ahogue el contrincante.